“Soy un tanto ermitaña y huraña, pocas veces venga a la ciudad a encontrarme con colegas”, dice Tatiana Huezo al describirse a si misma.

Y eso es algo que confunde a quienes no la conocen, sobre todo a los medios de comunicación acostumbrados a que una cineasta o un realizador guste hablar de sus películas cuando están cerca de estrenarse o ganando premios.

Tatiana no es así. De hecho a la cuarta pregunta lanza un tímido “¿ya?” y hace un paso para atrás en señal de querer retirarse, pero no lo hace. Continúa firme, como cuando su ojo ha seguido anteriormente el desarrollo de una niña perseguida en la ficción “Noche de fuego” o el destino triste de una mujer en el documental “Tempestad”.

Hace más de un año llegó a Berlín, uno de los tres festivales de cine más importantes del mundo junto con Cannes y Venecia, y ganó con “El Eco”, documental sobre la vida de niños en un remoto pueblo del mismo nombre, donde cuidan de las ovejas y sus abuelos, pero en el que van entendiendo a la muerte, el trabajo y el amor, en medio de condiciones climáticas que ponen todo en peligro.

Pasó más de medio año para que Tatiana hablara públicamente de ese trabajo. Desde la Berlinale la película obtuvo 13 premios nacionales e internacionales y ahora está nominada al premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas.

“Se siente bonito ganar premios, pero los guardo, el ego me estorba mucho para hacer películas y buscar historias, intento sacudírmelo, alguno está en el escritorio de mi hija, igual de pisapapeles”, revela.

Precisamente “El Eco”, que estrena este jueves en cines comerciales. es el primer filme que hace desde una perspectiva luminosa de México, tomando como referencia la esperanza y el crecimiento infantil.

“Tengo muchos años contando sobre la herida y esa cosa fuerte que nos atraviesa de la violencia, algo a lo que no pude darle la espalda por años, pero mi alma necesitaba voltear a ver cosas luminosas, a seres humanos con fuerza y mucha luz, con esperanza”, comenta.

La vida que los pequeños tienen, expresa Tatiana, puede parecer dura, pero la aman y se divierten, disfrutan de la naturaleza en donde pueden ver cómo en una semana crece una flor o una fruta que sólo se da en la zona.

“Suelo enamorarme de mis personajes femeninos, es algo que me sucede, aquí no es que estuviera pensando en que las niñas fueran protagonistas, pero así fue sucediendo sobre la marcha, son personajes inmersos en una comunidad conservadora, en un sistema patriarcal de años y de alguna manera son niñas y mamás que están buscando su lugar propio en el mundo, en la comunidad, un tanto contestatarias del rol que les ha tocado ocupar”, indica.

"El Eco" requirió varios meses de seguimiento a los personajes de la historia. Y la realizadora no dejó de sentir nostalgia durante el mismo.

“Fue qué rápido pasa el momento de nuestra existencia y qué vulnerable y mágico es eso. Se nos olvida mirar el mundo como niños y siento que el documentalista debe ver desde los ojos de un niño, dejarte sorprender por la vida, por las conversaciones, como adultos se nos desgasta eso pronto, dejamos de preguntar muy rápido y un niño cuestiona todo", apunta.

rad

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