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El cine mexicano ha abordado una infinidad de temas, incluso, aquellos relacionados con la salud mental; y es la reconocida directora, María Novaro, quien en “Las buenas hierbas” hace un acercamiento al Alzheimer, enfermedad que afecta a con mayor frecuencia a las personas de la tercera edad.
La trama gira alrededor de Lala, una bióloga que trabaja en el jardín botánico de la UNAM y que, inesperadamente, empieza a mostrar comportamientos extraños que son aviso de que algo malo está pasando. Esta historia permite ver que una enfermedad mental degenerativa y progresiva no sólo afecta a quien la padece; sino a la gente que está alrededor del enfermo, que poco a poco manifiesta cambios en su conducta y en la manera de estructurar sus pensamientos.
En “Las buenas hierbas” el personaje de Dalia (Úrsula Pruneda), hija de Lala, es la representación de muchas mujeres contemporáneas: son mamás, empleadas, hijas y buscan su crecimiento personal.
María Novaro hace también de esta propuesta una muestra de la solidaridad femenina, de la fortaleza de los lazos que se hacen entre mujeres y que se afianzan con el paso del tiempo, sin importar la diferencia de edades.
Una de las fortalezas de la cinta es la manera en la que la historia entrelaza una planta de la herbolaria mexicana con cada momento trascendente del proceso de la enfermedad de Lala, quien es interpretada por Ofelia Medina.
También con plantas, se ilustra la relación que existe entre Delia, Lala y Blanquita (Ana Ofelia Murguía), una mujer que cuida a Lala y que lidia con la ausencia de su nieta, a quien asesinaron. “Las buenas hierbas” nos lleva a apreciar el valor de la amistad, de la paciencia y la tolerancia, así como el poder curativo de las plantas.
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