Si alguien sabe de relaciones tóxicas y destructivas ese es Renfield, el fiel asistente, o mejor dicho sirviente, del Conde Drácula. Pero, ¿qué pasaría si un día Renfield se diera cuenta de que esa relación no está bien y quisiera salir de ella?
El personaje creado por Bram Stoker, cuya primera aparición fue precisamente en su novela “Drácula” de 1897, y a quien en 1992 interpretó Tom Waits en la adaptación de Francis Ford Coppola, tiene una reinvención en el filme “Renfield: asistente de vampiro”, estrenada el pasado abril.
Los tiempos cambian y en la actualidad el lacayo de Drácula (interpretado magistralmente por Nicolas Cage) se enfrenta a una disyuntiva: seguir ayudando a su jefe vampiro y narcisista a conseguir víctimas de las cuales beber su sangre, o abrirse al amor y a una vida más “normal”, si es que eso existe para un ser inmortal como él.
La película, que recién llegó a la plataforma HBO Max, comienza con Renfield (al que da vida el actor Nicholas Hoult) asistiendo a terapia de grupo, en Nueva Orleans, y escuchando los problemas familiares y de pareja de los demás.
A la par, le va relatando al espectador un poco de su pasado: que está en una relación destructiva, que comenzó como abogado y luego se convirtió en “familiar” o sirviente de Drácula, y que ahora se tiene que encargar de alimentarlo mientras él sobrevive comiendo insectos para mantener su inmortalidad. “Los poderes de Drácula vienen de consumir vidas humanas, los míos de comer bichos”, cuenta con ironía.
Las cosas poco a poco se van complicando pues Renfield conoce a una policía llamada Rebecca Quincy (Awkwafina) y junto a ella no sólo se enfrentará a la furia de Drácula y a su relación codependiente, sino también a un grupo de mafiosos que amenazan con terminar con él.