En una pequeña ciudad del este de Alemania, siete adolescentes intentan entender quiénes son.

Llegaron desde distintos países marcados por la guerra o por la precariedad, y ahora deben aprender a vivir entre dos mundos: el de su origen y el de su destino.

En "Über uns von uns" (Cuéntales de nosotras), la directora jordana Rand Beiruty acompaña sus pasos durante cuatro años, observando cómo la migración se entrelaza con el crecimiento, la amistad y la búsqueda de identidad.

El documental, rodado entre 2019 y 2022 en Eberswalde (a 55 kilómetros de Berlín), registra el proceso de adaptación de las chicas a una nueva cultura, y les da la oportunidad de narrarse a sí mismas.

Durante su paso por México, Rand Beiruty se mostró sorprendida por la calidez del público y por las similitudes entre ambos contextos siendo aparentemente distintos.

“México también es un país de migrantes, y eso crea una sensibilidad especial”, comenta la cineasta en entrevista.

“En las funciones he tenido conversaciones maravillosas con mujeres y chicas. Hay mucha solidaridad, mucho terreno común”.

En "Über uns von uns", la realizadora hizo de la cámara un canal de pertenencia. Lo que comenzó como un ejercicio de observación distante se transformó en diálogo entre generaciones y fronteras.

“Espero que vean la fuerza y la alegría de estas jóvenes. Que entiendan que hay poder en escuchar, en mirar con empatía. Y que la migración, más que una herida, puede ser también una forma de conexión”.

Por medio de escritura, música y actuación, las protagonistas exploraron sus sueños y miedos, convirtiendo sus experiencias en escenas que se transformaron en cine.

“Fue una gran alegría ser bienvenida en sus vidas. Al principio fue difícil, estaba sola, sin financiamiento ni equipo, pero sabía que quería hacer funcionar este proyecto”, dice la cineasta.

Entre dos mundos

Las jóvenes de Cuéntales de nosotras, Zahraa, Mirna, Mariana, Wessam, Semav, Andrea y Reem enfrentan los retos típicos de la adolescencia: la escuela, las amistades, el amor y la autoimagen, así como el peso de la migración.

Deben aprender un idioma nuevo, comprender costumbres ajenas y, sobre todo, encontrar un lugar en el que su historia tenga sentido.

En los talleres organizados por Beiruty, las chicas ensayan su futuro: imaginan que trabajan como policías, azafatas o médicas.

“Wessam dice que, si no puede ser médica, al menos quiere interpretarlo en la película. Mirna cumple su deseo de tener una cafetería, sirviendo pasteles a clientes de todo el mundo. Son sueños que se vuelven posibles en el arte, aunque todavía parezcan lejanos en la vida real”, explica la realizadora.

El documental muestra momentos de ternura y resistencia: las chicas bailan hip-hop en un parque, se ríen entre los edificios grises y comparten historias en árabe y alemán. También se revelan gestos de exclusión cotidianos; una de ellas es interrumpida por un transeúnte que le grita que se quite el pañuelo.

“Me pude identificar con ellas. Claro, mi posición es distinta, pero hay muchas cosas en común. Ellas me hicieron pensar en mi propio camino como mujer migrante, y encontrar un lugar en un mundo que no siempre te espera con los brazos abiertos”, reflexiona Beiruty.

Beiruty ganó el Premio Kino al Mejor largometraje alemán en el Festival de Cine Alemán 2025.

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