Uno puede imaginarse a los ancestros de Susana Alexander huyendo de la Segunda Guerra Mundial con una carta de Albert Einstein para poder ingresar a México.
También, años después, a la pequeña Suzanne Ellen Rose, su nombre completo, padeciendo la ausencia del padre fallecido cuando ella tenía ocho años, buscando afanosamente repetir ese amor en su adolescencia, sin suerte con los chicos.
Y, claro, verla en su adultez, luchando por sacar adelante proyectos teatrales que financiaba con lo que ganaba en las telenovelas. Tronándose los dedos para pagar las cuentas.
Ese releer la vida de la señora Alexander, en un tono tan dramático pero que siempre acaba con una sonrisa, es casi orgánico, viniendo de una mujer que se ha dedicado a la actuación casi todos sus 80 años de vida, que cumple mañana.
¿Qué le faltaría a Susana Alexander?
Estoy cansada porque he trabajado mucho, gracias a Dios, pero he hecho todo lo que he querido. Puedo decir que no me falta nada porque yo he hecho desde radio, televisión, doblaje, teatro, cine, he hecho todo: he dirigido, he hecho cursos de creatividad para la educación, en fin...
¿Está lista para los 80?
Sí, estoy listísima, muy orgullosa de haber podido llegar porque soy la única de la primera generación que llegó a México y que se formó aquí. Es decir, mi mamá, mi papá y mi hermano mayor, que son los primeros que llegaron en 1942 y luego nosotros que nacimos, mi gemelo y yo, en 1943, esa era la familia que estábamos aquí, no teníamos a nadie.
En 1942 en la mera mitad de la guerra en Europa logran que el señor que a través de Einstein, que era familiar de mi mamá, una carta que él manda al Secretario de Educación Pública recomendando a la familia Alexander, a mi papá, particularmente porque era un ingeniero electrónico.
¿Cuál es el mejor momento en estos 80 años?
Mi mejor momento es éste, el día de hoy, ni siquiera mañana, el de ahorita. ¡Viera qué rico desayuné! Estaba mi hija, se acaba de ir, está aquí de visita, estaba haciendo hotel boutique en mi casa, yo contentísima de que esté mi hija.
¿Y el peor ?
La muerte de mi papá, con mi mamá no quedó ningún pendiente gracias a Dios, todo fue maravilloso, nos peleamos mucho, pero no quedó ningún pendiente, todo lo que teníamos que decirnos y vivirnos lo vivimos y nos lo dijimos.
¿Qué momentos complicados ha tenido que superar?
Muchos, mi carrera no ha sido fácil, yo verdaderamente me hice, me la patrociné yo con el trabajo, con lo que yo ganaba en las telenovelas montaba yo mis obras de teatro; el teatro me mantenía en ese momento y luego ya me volvían a llamar de una telenovela y ganaba y de ahí sacaba y ahorraba para mis hijos, las vacaciones y todo lo demás; y aparte poder producir todas mis obras de teatro desde hace más 40 años soy mi propia productora, yo todo me lo he patrocinado.
Actualmente, ¿qué la mantiene viva?
El hambre, yo me levanto en la mañana a ver cómo resuelvo mis problemas económicos, entonces tengo que trabajar, porque aquí si no se trabaja no hay dinero y si no hay dinero, no comemos, tengo 15 perros, gente que me ayuda, etcétera. ¡Viera qué buena consejera es el hambre, qué buena compañera es para motivarla a uno a seguir viviendo!
¿Qué propósitos tiene?
Mi propósito es descansar un poquito, tengo tres proyectos, uno que comienzo en agosto, de la reposición de la obra, vamos a estar nada más ocho semanas en Si te mueres… te mato con Azela Robinson, porque ya vamos a cumplir un año, vamos por únicamente ocho semanas. No hay manera de que yo haga un día más, ahí terminó. Agosto, septiembre y se acabó, en octubre yo me voy a viajar porque voy a ir a visitar a mi hijo
¿Con quién volvería a trabajar?
Me tocó trabajar hasta con Jodorowsky, me tocó trabajar con Julio Castillo, a quien quise muchísimo pero con sus peros, pobrecito, bebía mucho y entonces llegaba en estado inconveniente. Yo, que parezco Carmelita descalza, que respeto mucho mi trabajo, no puedo llegar en estado inconveniente a trabajar. Jodorowsky, un ser muy especial, muy retorcido en su época y todavía al día de hoy.
Muchos directores con Pepe Solé, ese era más tranquilo… también trabajé con don Manolo Fábregas, con dos obras de teatro que me dirigió, pero en general siempre me estuve dirigiendo yo, después me fui a aprender dirección.
¿Hay algo de lo que se arrepienta usted?
No, no me arrepiento de nada, yo me voy sin culpas, las culpas no existen, estoy muy contenta, todo es un largo aprendizaje y uno aprende, cada vez más rápido, eso es lo mejor de todo.
¿Cómo le gustaría ser recordada?
Con gran alegría, eso quisiera, que la gente me recuerde con gran alegría, como una buena persona, que espero haber sido, porque trato todos los días de ser un mejor ser humano.
Multifacética
Durante casi siete décadas, Alexander ha destacado en decenas de proyectos.
Los lunes de Teatro
Susana tenía 13 años cuando, en 1955, participó en el programa de Antonio Passi.
La misma Fanny
En 1962 actuó en la telenovela La misma Fanny, con Miguel Manzano.
La verdad sospechosa
En 1969, presentó La verdad sospechosa, obra capital de Juan Ruiz de Alarcón.
Electra de eurípides
Bajo la dirección de José Solé, en 1976 Susana actuó junto a Héctor Bonilla en el Xola.
Réquiem por un imperio
En 1988, protagonizó este espectáculo musical en el Castillo de Chapultepec.
El Principito
Una versión reciente de esta puesta que comenzó en 1991, junto a Horacio Villalobos.
Monólogos de la vagina
En 2001, Susana formó parte de este monólogo feminista, escrito por Eve Ensler.
Cómo envejecer con Gracia
Una de las grandes obras de Alexander en un montaje de 2010, en el Rafael Solana.