Mayra Rojas sabe que su maternidad es particular, quizá de los pocos casos en el mundo: tiene en Ivanna, de 22 años, una hija biológica; en Fabián, de 19, un joven adoptado prácticamente antes de nacer y Lucianna, de 11 años, quien llegó a ella muy pequeñita, tras la muerte de su hermana Lorena.

“Mis hijos llegaron de manera distinta y son seres humanos independientes, con personalidades muy diferentes, pero en todos los casos el acompañamiento a lo largo de su vida ha sido muy enriquecedor”, dice la actriz.

"Y qué cosa: la mayor, la biológica, es la que menos se parece a mí (risas), es rubia y de ojos azules; Fabián es blanco, cabello oscuro, alto y deportista y Luciana es petite, de sangre cubana nacida en EU, mexicana por herencia familiar y es una niña muy hermosa”, dice Mayra.

Mayra Rojas abraza sus distintas maternidades
Mayra Rojas abraza sus distintas maternidades

De alguna manera, su maternidad la decretó desde pequeña. Siempre pensó en tener tres hijos porque en su familia eran ella y dos hermanos más. Y su papá quien la cuidó, educó y protegió, no fue el biológico, sino una pareja de su madre.

“Me quedaba claro que el amor de familia, con hijos, va más allá de lo sanguíneo y la vida me llevó a desarrollarlo”, subraya.

A Ivanna la tuvo tras mucho tiempo de tratamientos de fertilidad, algo que dice no solamente era costoso, sino agotador emocionalmente. Pero maravilloso cuando sucedió. El problema fue cuando quiso tener un segundo hijo y el cuerpo no reaccionó, así que pensó en la adopción, tema que ya había imaginado desde niña.

“Mi mamá me decía: '¿estás segura?, ¿y si las cosas no salen bien?' Mi entonces marido tenía también enormes dudas por mucha información errónea que había. Con Fabián pude reconocer que al haber parido de manera natural y tener a alguien por adopción, se tiene el mismo amor y responsabilidad que uno tiene por un hijo”, recalca.

Mayra, al ser figura pública y con el objetivo de ser clara con los pequeños, nunca le ocultó a Fabián (al que conoció desde la primera semana de nacido) y Luciana (quien llegó a ella de un años y 3 meses de edad) su origen. De hecho, el ahora joven deportista lo contaba sin problema en la escuela.

“Fui la primera en mi círculo cercano la que hizo una adopción. Y me di cuenta que también tenía que educar a la gente porque es un tema complicado, somos una sociedad donde la adopción no tiene el respaldo a cuando tienes un hijo natural. Fue una manera de aprender todos”, considera.

Una de las frases que más recuerda de Fabián es que él dice que no llegó de su panza, sino de su corazón.

“Y entonces Ivanna decía que ella también quería venir de mi corazón”, narra feliz Mayra.

Luciana llegó de 15 meses tras el fallecimiento de Lorena Rojas, su madre adoptiva y hermana de Mayra. Y rápidamente fue insertada en la familia.

“No estaba planeada, llegó por un proceso doloroso pero me siento afortunada por tenerla y pasar a ser de tía a su mamá. Llegó a una casa con otros niños luego de vivir solita con su mamá y su novio; aquí eran dos que le enseñaron cosas que no conocía: juguetes, abuelos, nana”, apunta.

”¿Qué es ser mamá?" Mayra responde rápido:

“La mamá, en todas las culturas, es la formadora, la que guía, alimenta, educa, regaña, todóloga, es un oficio mal pagado (risas), 24 horas los 365 días del año”.

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