Dos historias paralelas se desarrollan: la de Pablo (Joaquín Furriel) y la de Natalia (Marina de Tavira), dos profesores universitarios casados que inician relaciones extramaritales con sus alumnos.

Si bien los personajes no coinciden en pantalla, sus tránsitos siguen una estructura narrativa en espejo, lo que permite al espectador observar, desde distintas ópticas, cómo operan el deseo, la culpa y el juicio social, particularmente desde una perspectiva de género

Tras su estreno en el 22° Festival Internacional de Cine de Morelia, la cinta El aroma del pasto recién cortado, de la realizadora argentina Celina Murga, bajo la producción de Martin Scorsese y protagonizada por Marina de Tavira.

La actriz reflexiona sobre la compleja relación entre el deseo y la culpa, y explica que el deseo impulsa una búsqueda constante de satisfacción.

“Es en ese trayecto en el que la culpa se vuelve inevitable, y más cuando lo deseado tiene alguna restricción”, dice en entrevista la nominada al Oscar.

“La prohibición muchas veces lo agranda, lo hace mayor… es el no buscando el sí, además de que el deseo ya por definición es una pulsión de algo que no se tiene, es decir, parte del dolor”.

Esta tensión, precisa De Tavira, se acentúa aún más en relaciones largas, en las que lo prohibido ya no es aliciente.

 Murga, una de las directoras más conocidas del cine argentino contemporáneo, subraya que su intención con esta historia disponible en la Cineteca Nacional, nunca fue moralizar, sino observar.

“No creo en estereotipos de género, por eso Pablo no es el típico hombre seguro de sí mismo; es más dubitativo, introspectivo y Natalia, aunque es cuidadosa con sus hijas, también puede parecer fría o analítica. Esos son rasgos que no solemos adjudicarle a una mujer en pantalla”, dice la realizadora.

 “Queríamos que ambos personajes se movieran en terrenos menos obvios, la cinta no juzga. El juicio lo hace el espectador”.

 Aunque la historia se sitúa en el entorno universitario, el foco está puesto en lo íntimo. Pablo y Natalia atraviesan tensiones familiares, contradicciones y el costo emocional de sus elecciones.

“Los personajes son vulnerables. Se permiten sentir deseo, pero también culpa, frustración, necesidad de validación. En ese terreno es donde Celina nos guía como actores”, explica De Tavira.

Para Joaquín Furriel, la película no ofrece héroes ni villanos, sino seres humanos expuestos.

 “El desafío como actor era no justificar, pero sí comprender. Lo potente del guion es que nos permite vernos reflejados, aunque no siempre nos guste”, señala.

Martin Scorsese ha seguido la carrera de Murga desde que la conoció en 2008 durante el rodaje de Shine a Light, por ello figura como productor ejecutivo del filme.

El aroma del pasto recién cortado es una coproducción entre Argentina, México, Estados Unidos y Alemania.

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