Si Puerto Rico es la tierra que lo vio nacer y México el país que lo adoptó y en el que se convirtió en uno de los artistas más importantes de la música latinoamericana, Argentina es para Luis Miguel un paisaje recurrente y trascendental a lo largo de su vida.
Hay algo en su ADN que lleva el sello porteño: fue en este suelo donde sus padres se casaron. También fue aquí donde vio por última vez con vida a su madre y donde cantó por primera vez después de enterrar a su padre. Con el público local también logró, cuando todavía era una apuesta a futuro, una conexión especial: debutó con apenas 12 años de la mano de Leonardo Simmons en el viejo ATC, cantó por única vez con su madre al lado en el escenario del Luna Park y hoy eligió el Movistar Arena como el puntapié inicial de su última gran apuesta, el Luis Miguel Tour 2023. Aquí, un repaso por cada uno de esos momentos que hicieron de Argentina uno de los escenarios centrales en la historia del Sol de México.
Mar del Plata, el principio de todo
Uno de los capítulos esenciales para la llegada al mundo de Luis Miguel se escribió en tierras rioplatenses. Luisito Rey, su padre, conocía bien el país: luego de un intento fallido por encontrar la fama en las calles porteñas cuando tenía apenas 9 años, volvió ya con el título de cantautor varios años después. Se dice que, en una de esas visitas, a finales de los 60, vino para presentarse como solista en un escenario de Bahía Blanca y que en ese viaje, durante una escapada a Mar del Plata, se enamoró de una joven italiana: Marcela Basteri.
Marcela Basteri también tenía una conexión especial con Argentina: cuando tenía diez años, su padre, un italiano que había llegado a la Argentina en busca de trabajo y un mejor pasar, la fue a buscar al orfanato donde la había dejado su madre, en La Toscana. Marcela se crió entonces en Buenos Aires y con frecuencia viajaba a la Feliz. Fue ahí donde su futuro tomó forma: con el mar como testigo, se enamoró de Luisito Rey y así selló su futuro para siempre.
El casamiento de la pareja llegó hasta las páginas de Crónica. En la sección TV del mítico diario, el 19 de mayo de 1969, se anunció la unión del “diminuto cantante español Luisito Rey” con “una niña ajena a la farándula que responde al nombre de Marcela”. El trámite, agregaba el texto, se había realizado en total secreto. “Los esposos, que se casaron hace dos meses, se conocieron este verano en Mar del Plata y habitan un coqueto departamento del Barrio Norte. Aprestándose a partir para México, donde practicarán la clásica luna de miel, y además, Luisito cumplirá algunos compromisos artísticos. El muchachito quiere dar dos puntadas con el mismo hilo”, completaba la noticia.
Amor a primera vista
12 años, un disco -1+1= 2 enamorados- que apenas había salido a la luz, un padre con el deseo voraz de convertir a su hijo en una estrella a toda costa y una voz capaz de apagar sin esfuerzo el resto de los sonidos del ambiente. Argentina fue el primer destino internacional de Luis Miguel, cuando el joven cantante estrenaba también su adolescencia. Hasta Buenos Aires llegó junto a su padre, Luisito Rey, quien lo escoltó en cada una de sus presentaciones.
El gran debut del pequeño Luis Miguel en el país se gestó de la mano de Luisito Rey y los productores Marcelo Serantoni y Roberto Fontana, quienes decidieron llevarlo a la TV. Enfundado en un traje negro brillante, con la melena rubia y lacia y los dientes separados, su sello personal, Micky salió a escena en "Sábado de todos", el programa ómnibus que conducía Leonardo Simmons y que se grababa en el edificio de ATC, hoy TV Pública. El flechazo fue inmediato: el público, un grupo privilegiado de poco más de cien almas, viró del delirio al shock según el tono de la canción, y desde entonces Argentina se convirtió en uno de los escenarios más recurrentes del Sol de México.
Un “papá” argentino
Cuando Luis Miguel decidió despedir a su padre del rol de representante, entró en escena Hugo López. El argentino, un reconocido representante y productor musical, conocía tanto al joven cantante azteca como a su padre: en uno de sus viajes a México, Luisito Rey intentó cobrarle una comisión por haberlo ayudado a realizar los trámites de ingreso de los integrantes de Queen al país, gesto que a López no le gustó nada.
Hugo fue, para el hombre detrás del ídolo, mucho más que una guía para su carrera. Si bien el argentino fue el artífice del giro en la carrera del artista que lo posicionó como una de las estrellas internacionales más destacadas del continente -de su mano llegaron el disco Busca una mujer (1988) con hits como “Fría como el viento” y “La incondicional”; y más tarde, 20 años (1990) que vendió 600 mil copias en sólo siete días- oficio para Micky de confidente.
“Fue como su padre porque lo aconsejó en un momento muy difícil y llevó adelante su carrera hasta que falleció”, contó Lucía Miranda, la esposa de López, en 2018, cuando fue invitada a La Noche de Mirtha. De esta forma, la mujer terminó de confirmar lo que en el círculo íntimo del cantante era sabido: que fue López quien estuvo en los momentos más trascendentales de la vida de Luis Miguel, que él fue también quien le abrió los ojos al cantante sobre los engaños de su padre y quien lo acompañó en la búsqueda de su mamá luego de su desaparición.
A comienzos de 1993, López se enteró que tenía cáncer de colon. Murió once meses después, a los 51 años. Al momento de su partida, el intérprete estaba de gira por Sudamérica. En noviembre de ese año dio un concierto en el estadio de Vélez Sarsfield, en el marco del Aries World Tour 1993.
Un show y una despedida
Una de las postales más tiernas de la vida de Luis Miguel, que incluso cruza uno de los amores más grandes de su vida con su carrera profesional, tiene fecha del 16 de marzo de 1985 y sucedió en el Luna Park, frente a miles de fans argentinos. Ese día, el astro mexicano fue sorprendido por su madre en el backstage, justo antes de salir a escena. Hacía cuatro meses que no se veían. Para celebrar el momento, el cantante decidió invitar a su mamá al escenario. Ella se sentó, casi inmóvil, y no dejó de admirar con aires de orgullo y devoción la figura de su hijo. Él brilló más que nunca y, sin poder dejar de sonreír, le cantó “Marcela”, el tema que le compuso Luis Rey cuando la conoció, con todo el sentimiento posible que puede entrar en una canción.
Esa noche, en el Luna Park, fue la última vez que Marcela apareció públicamente. Para el Sol de México, el final de la relación con su madre fue mucho más traumático y escandaloso. Según se cuenta en "Luis Miguel, la serie", en uno de sus episodios más tristes, Marcela estaba con sus tres hijos -Micky, Alex y Sergio- en un departamento porteño cuando de manera sorpresiva llegó Luis Rey. Luego de acusarla de abandono, el hombre le hizo una cruel propuesta a sus propios hijos: los obligó a elegir con quién vivir. Sin más remedio y con lágrimas, Micky priorizó su carrera, sin saber que esa sería la última vez que vería a su madre.
Duelo porteño
En dos oportunidades Luis Miguel se mostró frente al público afectado por el final de su padre. Las dos tuvieron lugar en Buenos Aires, en 1992. Primero, en el piso de Ritmo de la noche. Después, en medio de un recital, cuando sorprendió a todos con un sentido discurso.
Al programa de Tinelli llegó luego de intentar ver a su padre en España. Pese a sus esfuerzos, se despidió sin poder cruzar palabra: Rey nunca se despertó. De regreso a la Argentina para seguir con su agenda laboral, el cantante se presentó en el programa de Telefe. “Este es un excelente momento para decirte que te queremos más que nunca, queremos estar a tu lado y muchísima fuerza, en serio... Estamos contigo”, lo consoló Marcelo Tinelli luego de la presentación. “Lo único que realmente me queda es agradecer profundamente el cariño de la gente, porque para mí el cariño de la gente hoy por hoy es lo más importante”, contestó un conmovido Micky, antes de desplegar su magia.
Rey murió el 9 de diciembre de ese año, pocos días antes de esa presentación, en plena gira de Romance, el disco de boleros que se convirtió en un hito en la carrera del cantante. Dos días después de su aparición en TV, Micky volvió a subirse al escenario del Luna Park, pero esta vez no dudó en compartir con sus seguidores como nunca antes lo había hecho, todo su desconsuelo. En el mismo lugar en el que se vio con vida a su madre de manera pública, Luis Miguel hizo referencia, de forma velada, a su pérdida. “Esta noche es un poco diferente para mí y quisiera que entendieran que, básicamente, el poder tener la oportunidad de estar con ustedes, de estar con toda la gente, me parece lo más importante”.
“Quisiera que me ayudaran esta noche, con todo mi grupo de músicos para hacer una noche divertida, una noche bonita. Porque la vida es divertida, la vida es bonita y hay que disfrutarla con todos los que amamos”, continuó, conmovido. “Por eso yo quiero desearles a todos los que están aquí esta noche mucha felicidad, y que compartan todo lo que tengan con la gente que quieren. No mañana, sino hoy. Y que siempre tengan algo para dar a otra persona, porque lo más bonito que tenemos es el amor y es el cariño”, agregó, y de inmediato se refugió en una canción.
La Argentina está en el corazón de Luis Miguel desde los comienzos mismos de su carrera. Este jueves empezará a escribir aquí, en Buenos Aires, un nuevo capítulo, cuando inicie su nuevo tour con una serie de diez presentaciones en el Movistar Arena.