La guitarra eléctrica, vino acompañada de imágenes, de proyecciones en las pantallas del durante el concierto de , que ofrecieron en concierto anoche en la Ciudad de México.

Mientras los instrumentos eran agresivos, con Mauricio Durán atacando con riffs agudos, y Cancamuza en la batería remataba fuerte la tarola, aves sobrevolaban en las pantallas.

Los cables de las ciudades se atravesaban en las proyecciones, las ferias se veían solitarias, y la silueta de un niño, de la mano con la de un anciano era perceptible, mientras caminan felices.

Los Bunkers se presentaron anoche en el Palacio de los Deportes. 
Foto: Liliana Estrada / Ocesa, cortesía
Los Bunkers se presentaron anoche en el Palacio de los Deportes. Foto: Liliana Estrada / Ocesa, cortesía

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Las imágenes solitarias, contrastan con las voces claras de Álvaro, que canta fuerte “¡Ven Aquí!”, con la ayuda de más de 18 mil voces en el Palacio, y el vocalista baila, moviendo los hombros, doblando las rodillas, girando los tobillos, sin perder la sobriedad de un elegante traje color rosado.

Los Bunkers se presentaron anoche en el Palacio de los Deportes. 
Foto: Liliana Estrada / Ocesa, cortesía
Los Bunkers se presentaron anoche en el Palacio de los Deportes. Foto: Liliana Estrada / Ocesa, cortesía

Entre el público todos cantan, ríen se besan con la pareja y gritan de emoción, cuando después del coro de una de las canciones principales de la noche, “Bailando solo”, se apagan las luces de todo el recinto, y las pantallas se oscurecen.

Del centro se disparan tres láseres color azul, y todos quedan asombrados por el repentino cambio en la atmósfera, ya no parece un concierto de rock, sino el spot donde se escucha de música electrónica. Los láseres alcanzan el techo del Palacio y dibujan patrones, de pronto la mirada ya no se concentra en la banda chilena.

Pero una guitarra eléctrica devuelve todo a la normalidad, se ilumina el escenario y Francisco Durán baila en medio del escenario, ahora las luces apuntan a una bola disco en lo más alto del Palacio, y los patrones que dibuja también son motivo de disfrute para el público.

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Pero no todo apunta a la nostalgia, entre los temas nuevos, los sonidos funk, y también los temas tradicionales tienen lugar. Cancamusa sale al centro para tocar una tambora que recuerda a un instrumento prehispánico, mientras Mauricio rasguea la jarana, y Álvaro la guitarra acústica.

Le cantan a Chile, pero todo el Palacio ya conoce la nueva canción, y aunque habla de una ciudad sudamericana, Talcahuano, el público la canta como si hablara de sus propias calles, y describiera sus propios asfaltos.

Para despedirse, Los Bunkers tocan “Llueve Sobre la Ciudad”, la canción más escuchada de su discografía (192 millones de escuchas en Spotify) y así rápidamente, sin discursos, con solo un invitado, Meme del Real y los chilenos se despiden con el calor de su público de la Ciudad de México.

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melc

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