Más de 40 años de carrera acumuló la actriz de cine, teatro y televisión Isabel Martínez, quien falleció ayer debido a un infarto a los 75 años de edad, dejando un legado de personajes con grandes mensajes.
A través de sus interpretaciones la actriz mexicana logró conmover y hacer reír a distintos públicos, pero no sólo en su profesión supo ser ejemplo, sino también en su vida personal.
Estás son las tres lecciones que deja La Tarabilla a sus colegas y a los espectadores.
Astucia
Ganó su nombre y reconocimiento como La Tarabilla gracias a su increíble capacidad de hablar rápidamente, pero también a su ingenio para improvisar. Fue durante una función de teatro que sorprendió al público y a sus compañeros con un discurso improvisado lleno de picardía. “Cuando ya iba a salir me dicen 'Leonorita (Ochoa) todavía no está lista, haz tiempo, pero yo ya no le podía decir nada mas a Calambres”, recordó la actriz en una entrevista en Estados Unidos.
Fidelidad
Durante tres décadas, mantivo una relación amorosa y sin casarse, con el comediante Alfonso Soto, mejor conocido como Pompín Iglesias. Su noviazgo comenzó luego de que la mamá de Jorge Ortiz de Pinedo los presentó y la fidelidad que Martínez le tuvo fue mas allá de la muerte, cuando él falleció en 2007. En entrevista con EL UNIVERSAL reconoció que esperaba volverlo a encontrar. “Pienso que si nosotros nos encontramos y nos quisimos será porque nuestras almas estaban predestinadas para estar unidas toda la eternidad”.
Perseverancia
Al igual que algunos de sus compañeros de profesión, La Tarabilla no era partidaria de la jubilación. Su último proyecto fue en el año 2020, como Enedina en la cinta Locas por el cambio y en varias ocasiones declaró que nunca abandonaría su pasión. “Yo pude haber tenido muchas telenovelas como una gran estrella y ahora, a mi edad estos son los papeles que tengo, nunca rechazo uno, aunque sea se uno, cinco o diez capítulos”, dijo en entrevista.