Adriana Paz comenzó en el mundo del cine hace 19 años. Eran los tiempos en que, si llegaba a los castings, se encontraba con varias compañeras, y sabía de otras más que, como ella, buscaban quedarse con alguno de los pocos personajes para mujeres contemplados en las historias de entonces.
“Había como dos personajes femeninos y como cinco o seis masculinos. Entonces la impresión que tenía era que todo era contado por hombres”, apunta.
Hoy, dice, las cosas han cambiado. Y en mucho por una mayor presencia de mujeres en puestos claves de la industria y que han ido aplanando el camino.
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Las cifras la respaldan: de acuerdo con el Anuario Estadístico de Cine Mexicano 2023, editado por el Imcine, que son las cintas oficiales más recientes, mientras en 2008 sólo había cinco películas a cargo de directoras, hace dos años eran 60.
Mientras en 2018 eran 88 los filmes que eran producidos por mujeres, ahora sobrepasan los 150.
En guionistas creció de 53 a 92.
“La importancia o complejidad de estos personajes también era menor, pero es algo que ha ido cambiando y, de hecho, yo soy beneficiaria de eso”, expresa.
Adriana Paz cuenta ya en sus vitrinas con tres premios Ariel, uno a Mejor actriz en La tirisia (2014) y dos por Coactuación femenina por Hilda (2014) y La caridad (2016).
El año pasado, Adriana Paz ganó en el Festival Internacional de cine de Cannes, junto con sus compañeras Zoe Saldaña, Selena Gomez y Karla Sofía Gascón, por su trabajo en la película, Emilia Pérez, que tiene 13 nominaciones al Oscar. Es la única mexicana en el polémico filme y que la puso bajo los reflectores.
El último mes y medio prácticamente se la ha pasado entre aviones y hoteles de varias latitudes, concretando nuevos proyectos fílmicos, como Ceniza en la boca, que actualmente rueda en España, bajo la dirección de Diego Luna, y pronto se sumará a Animals, la nueva cinta que es dirigida por Ben Affleck.
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Historias que cuestionen
En todas las cintas son personajes femeninos fuertes, aunque en apariencia alguno como el de La tirisia, replique patrones machistas.
“Hay personajes que a lo mejor reproducirán esos patrones, pero no es para perpetuarlos, sino para cuestionarlos. Por ejemplo hablemos de Cheva en La tirisia. Es una mujer que sí está siendo víctima también de esos patrones, de esa forma de relacionarse en los matrimonios, de incomunicación, de cargar con el peso de lo que una mujer, pero también es a partir de ahí como demostrar esta realidad y hablar de ella.
“Es de que la gente diga: ‘ay, yo no tenía idea de que esto pasaba en los pueblos porque a lo mejor yo vivo en la ciudad y no me entero’. Y tampoco me entero que hay pueblos que se han vaciado de otros hombres, porque se han ido a Estados Unidos, y luego las mujeres se quedan solas, y algunas rompen el patrón y son señaladas”, precisa.
Aún falta mucho por avanzar y en eso, comenta, los hombres deben ir haciendo lo propio.
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“Incluso en las comedias románticas están cambiando eso de quién es (la mujer), y quién salva quién, ya hay personajes femeninos que hablan desde otro lado. Y ha ido cambiando porque también ha ido cambiando la vida, también para los masculinos, quienes han entendido y a lo mejor ya no es el hombre macho, sino también vulnerable”.
Adriana nació en la Ciudad de México y estudió en el Colegio de Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
En sus inicios, obligada por la incertidumbre de tener trabajo actoral continuo, cargaba con catálogos de ropa y cosméticos para mostrarlos a sus compañeras de los rodajes en los que participaba, para apoyarse en la llegada de vacas flacas.
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“Me iba muy bien, porque la gente estaba trabajando y compraba, pero a veces también lo hacía por fuera como una forma de subsistencia para no depender solamente de los proyectos que me dieran”.
Las cosas han cambiado. En marzo se le volverá a ver en cines con la película Arillo de hombre muerto, en la que interpreta a una mujer en busca de su marido desaparecido.
Y espera que este año se pueda ver algo del filme La cazadora, una historia inspirada en hechos reales en la que una mujer de Ciudad Juárez acaba con un hombre abusador, con el fin de asegurar un mundo más seguro y justo para su hija y compañeras de fábrica.
“Parte de la promoción de Emilia Pérez no la hice porque elegí irme a una película independiente de esas que me gustan y en las que me crié. Y (es con muchas mujeres”.