Por las salas del antiguo edificio de la Cineteca Nacional, deambula una “niña” juguetona que se divierte con los proyeccionistas.

Nadie la ha visto como tal, pero sí una sombra que se les queda mirando mientras se encuentran en la cabina arreglando cosas para que todo salga bien en la función.

¿Algo imaginado?. El hecho es que ese lugar, antes propiedad de la Sociedad de Autores y Compositores de México, una persona murió entre sus butacas hace ya décadas. Y el inmueble se encuentra a unos cuantos metros del panteón de Xoco, de donde se observan salir luces en la madrugada, así como de un hospital donde ha muerto mucha gente.

La “niña”, como han bautizado a la aparición, hace travesuras sin distinción. Uno de los más antiguos proyeccionistas de Cineteca no cree necesariamente en cosas así, pero no niega que le han pasado cosas que prefiere no buscar explicación.

Y ha sido en la sala 5, donde lo han “espantado” ya varias veces.

“Dicen que la niña mueve cosas para hacer travesuras. En una ocasión, cuando estaba iniciando, junto con uno de los mejores proyeccionistas del país y que lamentablemente murió por Covid, montamos los rollos 1 y 2 de una película y los otros tres los dejamos ordenados.

“Cuando llegó el momento de subir el 3 resultó que no era, subió el organizador a decir que estaba mal y no nos lo explicábamos porque las latas estaban en orden. Cuando le preguntamos al policía si alguien había entrado dijo que no, que sólo él tenía las llaves y sólo abría a menos que le dijéramos. No me gusta contar mucho esto, porque hay gente que dice que estamos locos y nos equivocamos, pero no fue así”, relata el técnico.

En otra ocasión, en esa misma cabina de proyección, el especialista estaba acomodando algunas cosas cuando claramente vio a alguien como si estuviera recargado en un proyector. Pensó que era un compañero que estaba en el lobby leyendo el periódico y había subido unos instantes. No le hizo caso.

A los pocos segundos volteó y no había nadie, se agachó para ver si veía por lo menos algunos pies, pero tampoco.

“Lo que yo vi es que esta persona (sombra) camina y se aleja; terminé de montar la cinta, busqué al final de la cabina y la verdad es que si me dio frío (risas). Cuando le pregunté a mi compañero si había subido dijo que no. A los tres minutos se activó la alarma de incendios y no había gente, los policías me preguntaron si estaba fumando y claro que no. ¿Quién la activo?, aún no sé. Son cosas que han ido pasando”, cuenta.

En la sala 3, vigilantes han reportado también ver gente entrar al baño, que luego no sale jamás, así como oír que se abren las llaves del agua, estando todo vacío. Las cosas suceden, coinciden, sobre todo en las últimas funciones de la semana. Ahí también a proyeccionistas les han movido el brazo mientras trabajan.

La Cineteca Nacional se encuentra enclavada en el antiguo Pueblo de Xoco, sitio con antecedentes mexicas, que durante la Colonia tuvo una hacienda, que se convirtió en ejido y después, por resolución presidencial, se privatizó.

rad

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