Cuando Rocío Suárez Hernández, del Centro de Apoyo a las Identidades Trans A.C., terminó de ver Emilia Pérez en el cine, un mal sabor de boca y preocupación la asaltó de inmediato.
Acababa de ver en pantalla a un narco mexicano que pedía ayuda a una abogada para convertirse en mujer y, una vez logrado, desde su nueva identidad se convertía en una persona buena que ayudaba en la búsqueda de desaparecidos, un tema sensible para México y que para muchos de sus críticos fue tratado sin cuidado por el director francés, Jacques Audiard.
Suárez Hernández califica esto como una narrativa peligrosa, porque además en el contexto mundial existe, dice, una ola antitrans y en países como Argentina, Rusia y EU hay un retroceso en derechos.
Lee también: Selena Gomez, "sin remordimientos" tras su participación en "Emilia Pérez"
En México, según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio Contra Personas LGBT+, durante 2024 siete de cada 10 asesinatos fueron de mujeres trans.
“Presenta la transición de género no como una vivencia personal legítima, sino como un medio para ocultar un crimen o evadir la justicia. Esta es una narrativa peligrosa, pues en México, cuando se impulsaron reformas al Código Civil para reconocer la identidad de género, hubo oposiciones basadas en la idea de que los delincuentes aprovecharían el cambio de nombre para escapar de la ley”, recuerda Suárez Hernández.
Añade que el filme, protagonizada por la actriz trans Karla Sofía Gascón, y que el fin de semana ganó en los Critics’ Choice Award y los Goya de España, perpetúa la idea equivocada de que la transición implica un cambio total de personalidad, pero al mismo tiempo, no se deja de ser hombre.
Lee también: Karla Sofía Gascón reacciona al distanciamiento de Jacques Audiard, director de Emilia Pérez
“Esto se evidencia en una de las escenas finales, cuando Emilia vuelve a hablar con una voz grave y recupera una supuesta agresividad masculina al enfrentarse a su pareja. Este es un mensaje peligroso, pues refuerza la idea transfóbica de que las mujeres trans no son realmente mujeres, sino hombres disfrazados”, explica Suárez.
El mes pasado, los Premios GLAAD (Gay and Lesbian Alliance Against Defamation) dejaron fuera de sus nominaciones a Emilia Pérez por considerarla una representación mentirosa de las personas transgénero.
En cambio sí fueron contempladas las series nacionales Secreto en el río, donde un niño sabe que es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre, así como Nadie nos va a extrañar, en la que un joven descubre su homosexualidad.
Lee también: Penelope Cruz, Scarlett Johansson y Robert Downey Jr, entre los presentadores confirmados del Oscar
Audiard, el director francés de Emilia Pérez, ha repetido varias veces que no estudió del todo México para montar la historia. Eso se nota, subraya José Manuel Valenzuela Arce, especialista de narcocultura por el Colegio de la Frontera Norte pues, dice, el filme está cargado de estereotipos.
“No está representado el narcotráfico y tampoco lo está, de manera respetuosa diría yo, el tema de la desaparición forzada. Básicamente se reduce a un ímpetu de colgarse de estos temas y qué mejor que colocarlos en uno de esos países de gente ‘pobre y migrante’, como ha dicho el director”, recalca.
“No hay problema en mostrar al narco, porque éste existe en México, también las desapariciones forzadas, no se puede ocultar eso, hay 100 mil aquí, el problema es la manera ramplona en que se utiliza. La narcocultura no está representada porque al final de cuentas ésta tiene que ver con la incorporación del narco como un referente de construcción de sentido de vida y muerte de millones de personas, con una cosa más amplia de cuestiones sociales, no sólo con figuras sobrecargadas de violencia”, precisa.
Lee también: Crimen organizado y videojuegos: emergencia nacional
Justo esa falta de rigor en la construcción del personaje principal es lo que sacó de la historia a Silvestre López Portillo, crítico cinematográfico, más allá de las letras poco trabajadas de los musicales.
“La frase que mata la película es cuando Emilia va a reconocer el cuerpo de alguien y pregunta cuántos son (los desaparecidos) y el personaje de Zoe responde que cientos, miles. Ahí se cae todo, no me creo que una persona, viniendo de donde viene (el narco), no sepa la magnitud de donde se está moviendo. Ya no le creo lo de su redención, no hay nada que la justifique, ni siquiera una escena donde, por ejemplo, no puede dormir porque recuerda a un muerto y decide ayudar, nada”, apunta.
Efecto/reacción
¿Pero son sólo errores? Diego Falcón, maestro en psicología social comunitaria, experto en temas de migración, violencia extrema y tortura, considera que todo fue pensado para hablar del filme.
Entre los ejemplos pone el ya hasta “memeable” acento de Selena Gomez y su vocabulario.
“Al final la polémica que ha venido desarrollándose con respecto a esta película, por lo menos en México, ha hecho que se hable de ella. No creo que sea una película que tenga una suma de errores, sino que creo que están totalmente pensados y estructurados para generar un algo”, estima.
Lee también: Kanye West, demandado por antisemitismo, acoso laboral y despido injustificado
El 2 de marzo Emilia Pérez buscará el Oscar a Película Internacional, entre otras 12 nominaciones. Con información de Citlalli Luna