Araceli tiene sentimientos encontrados: se siente feliz porque una historia que retrata su vida acaba de ganar el llamado Oscar Estudiantil, un premio que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas a los jóvenes.
A la vez, sufre. Ella nunca hubiera querido estar ahí, abrazando a una muñeca que simboliza a su hija Rubí, a quien no volvió a ver en 2012, cuya ausencia la ha unido a más de 350 personas que pertenecen al colectivo Desaparecidos Orizaba-Córdoba, que ella fundó para buscar a hijos desaparecidos en México.
“Estar en un evento como este no es fácil, porque a la vez que quieres festejar te viene tanta tristeza de que quisieras que aquí esté tu hijo o tu hija, pero Dios nos puso a estos ángeles para que sean la voz de los desaparecidos y que la causa por la cual estamos aquí no decaiga, con fe de que los vamos a encontrar”, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Esos “ángeles” son dos jóvenes realizadores mexicanos: Jean Chapiro y César Chiquito, de 24 y 29 años respectivamente.
Ambos nominaron su cortometraje documental "Hasta encontrarlos" a los premios que otorga la Academia (que formalmente se llaman Academy Student Awards), el cual obtuvo la semana pasada el bronce en la categoría documental, lo que lo llevará a competir por el Oscar.
“Nunca vi una mujer con tanta fuerza, con tanta valentía y tanta tenacidad como Araceli. Todas nos enseñaron que este tema tabú debe de mostrarse, es algo de lo que hay que hablar, no podemos voltear la mirada a otro lado. Al hablar con ella sentí tanto de su fuerza y eso me inspiró a contar su historia”, asegura Jean.
La joven realizadora nació en la Ciudad de México, pero concluyó todos sus estudios en Estados Unidos, primero en la Universidad de Pensilvania donde se graduó en Comunicación, Estudios Visuales y Estudios Cinematográficos, y después completó una maestría en Periodismo Documental en Columbia.
La historia de Araceli llegó a sus manos en un evento realizado en Nueva York, dedicado a la lucha de mujeres latinoamericanas, en donde Jean escuchó hablar a Araceli. Fue cuando decidió dar voz a esa mujer desde el cine, acompañada de César Chiquito, otro cineasta mexicano encargado de la fotografía.
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Una historia silenciada
Ambos realizadores se enfrentaron con una cruda realidad en México, como cuando se introdujeron a las fosas clandestinas, para acompañar a las madres en su búsqueda, algo que aseguran fue difícil de digerir.
“Mi misión era contar la historia y hacerlo de la mejor manera, llena de adrenalina, pero cuando empecé a editar me dije: ‘si yo lo sigo, no voy a poder, porque tengo muchos sentimientos involucrados’”, comenta Jean.
Esa impotencia por el sufrimiento de los padres fue algo que compartió con César, quien destaca además el reto físico al que se enfrentan muchas madres.
“Estar a lado de ellas te impacta. Estábamos en una zona donde ya había habido muchos cuerpos recuperados, mientras estas personas van contado todo lo que han vivido, es algo para lo que nadie te prepara”, relata César Chiquito.
Para Araceli, quien tuvo la idea de crear muñecos que representan a las hijas e hijos ausentes como método de apego, el premio de la Academia es importante, porque da cuenta de lo que ella considera “un campo de exterminio”. “Para mí los jóvenes son la voz de Rubí, y de miles de desaparecidos; a través de ellos la gente puede conocer la realidad, y pedir la justicia que nos deben a miles de madres y padres”.
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