Después de 20 años, a Viggo Mortensen no le molesta que muchos le sigan llamando Aragorn, el líder humano de la lucha por la Tierra Media, por la trilogía fílmica "El señor de los anillos".
La razón, dice, es que inmediatamente que acabó dicho trabajo, se embarcó en otros proyectos como "Océano de fuego", al lado Omar Sharif, figura de Lawrence de Arabia, y el drama "Una historia violenta", bajo la batuta de David Cronenberg, realizador de "La mosca".
Optó por no seguir el camino de colegas suyos, con personajes clásicos, quienes aceptan invitaciones de convenciones de cómics o dan pláticas alusivas, y viven gracias a lo que se les paga por ello.
“Las hice para huir del papel. Claro, quedan muchas cosas de esa trilogía, no me molesta y uno puede dictar cómo se siente, no como los demás dicen que es. Yo siempre me sentí libre, siempre voy con historias que me interesan.
“A veces se te acaba el dinero y tienes que tener trabajo esperando que sea bueno y, si no lo es pues, bueno, pensar que se tiene suerte. Voy con historias que me van a enseñar algo y que me van a desafiar”, indica a EL UNIVERSAL.
Reinventaron la fantasía
"El señor de los anillos", que hoy se reestrena en salas de Cinépolis, fue para Viggo un lugar donde durante el año y medio de rodaje en Nueva Zelanda, aprendió varias cosas.
Era un momento, recuerda, en que la tecnología estaba entrando con fuerza al cine y nadie sabía perfectamente de qué se trataba.
Para la producción no sólo había maquetas tradicionales y efectos especiales, sino una cantidad de digitales como cientos de orcos y soldados fantasmas, además de lugares inexistentes creados ex profeso para la historia de J.R.R.Tolkien.
“Era reinventar el cine, en un país donde no tenía un historial de eso y que estaba lejos de todo (risas). Veía a Peter Jackson (el director) diciendo ‘es imposible, está lloviendo, ¿qué hacemos?’ Y era ver la manera de solucionar las cosas, con mentalidad y eso era fascinante de aprender. Era de fotografiarte de una manera y luego de otra forma”, recuerda.
La trilogía de "El señor de los anillos" estrenó su primera entrega, "La comunidad del anillo", en 2001, y terminó con "El retorno del rey", en 2003. En conjunto, la saga devolvió a sus productores 10 dólares por cada uno invertido en su rodaje; catapultó al estrellato internacional a Elijah Wood (Frodo) y Orlando Bloom (Legolas), recalcó la calidad de los experimentados Ian McKellen (Gandalf) y Cristopher Lee (Saruman) y en casos como el de Mortensen, fue un escalón para seguir en la industria.
“Antes de ser actor, fui fotógrafo, entré por curiosidad al cine. Lo veía y decía: me afecta lo que veo, me conmueve; después venían las luces de la sala y me sorprendía que no estuviera en Rusia u otro lugar y que no estaba amenazado por alguien (como en las películas). Y fue despertando mi curiosidad de cómo hacían eso.
Cine con tecnología, pero humano
Ahora, al igual que el resto de sus compañeros en el sindicato estadounidense, el uso de la Inteligencia Artificial es tema. Ese fue uno de los motivos de la huelga que acaba de terminar, pero puso más de tres meses en jaque a los estudios.
Mortensen, neoyorquino de nacimiento, pero con pasión futbolera argentina, tiene a sus 65 años una idea clara de ello: “La IA va avanzando a pasos agigantados que no podemos concebir lo que va a pasar en una hora. Pero hay cosas básicas, fundamentales, en el trabajo creativo del escritor, el actor, del músico, del maquillista, de todos, que es el respeto.
“Si quiero hacer una escena donde alguien se cae de un helicóptero y de alguna manera sobrevive y quiero verle la cara mientras cae puede usarse. Y mientras, puedo estar yo con ese otro actor trabajando en otra escena y eso es genial. Pero todo debe ser con aprobación del actor o la actriz”, dice.