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Green Day cuidó cada detalle de su presentación en el Corona Capital de la Ciudad de México. Desde el inicio, cuando con “Bohemia Rhapsody”, tema original de Queen, recibieron al público que se juntaba en el escenario principal para verlos. Pasaron cerca de diez minutos hasta que todos los seguidores estuvieron listos para el show y entonces salió un conejo al escenario.
Una botarga que junto a la canción de The Ramones, "Hey oh, let's go", empezó a prender al público y los animó a cantar al unísono el famoso coro. Una vez que el público estuvo atento y ansioso por ver a los estadounidenses, entonces sí, apareció Green Day.
Tré Cool, baterista de la banda, aventó las baquetas sin que nadie lo advirtiera; los fuegos artificiales dieron comienzo al show, tomando por sorpresa al público y espabilando a todos los despistados que no se dieron cuenta que el espectáculo acababa de arrancar.
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Desde ese momento todo fue fiesta, a pesar de los típicos empujones y jaloneos de quienes esperaban llegar hasta adelante para ver más de cerca a sus ídolos. Mientras, Billie Joe Armstrong (vocalista) se divertía casi indiferente, como si esto ya fuera una rutina para él.
Armstrong bailaba, se reía y jugaba con su voz al más puro estilo de de Freddie Mercury: “Eeeeeo”, gritó al micrófono y todos los asistentes le respondieron al mismo ritmo y con la misma intensidad.
“¡Viva México!”, fue la primera frase que Billie dedicó a sus fans y sólo eso bastó para encenderlos. Después, se aventó un típico grito ranchero y siguió la fiesta.
Pero la emoción del público que esperó por años para poder verlos en vivo se desbordó a tal grado que Billie tuvo que pausar el concierto, para salvaguardar a sus fans que se encontraban en las primeras filas, evitando así que la noche terminara en tragedia.
“Queremos que todos estemos bien, venimos a divertirnos. Un momento déjenme ver, esperen”, pidió Armstrong.
Y justo entonces, subió a una chica al escenario: “Ven aquí”, le dijo, “quiero darte un abrazo”; mientras otros fanáticos exigían: “yo también quiero uno”.
Billie retomó el show y en “Boulevard of broken dreams”, decidió poner a prueba a su segunda seguidora.
El vocalista le cedió el micrófono durante el coro pa que ella, con todo y sus nervios, interpretara un segmento de la canción. Ya quedándose sin aire, él retomó el micrófono y la chica permaneció detrás, mientras que el artista cantaba para 70 mil personas.
Para despedirse sonó “21 Guns”, con el público moviendo las manos de un lado a otro, en comunidad con la banda, que entre luces estroboscópicas desapareció.
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alm