La banda Metronomy se anunció en el escenario Corona Cero semanas antes de iniciar el festival, y los reclamos crecieron por parte del público, que exigió un escenario más grande, por ejemplo el escenario Corona.
Y las peticiones tomaron sentido cuando llegó la hora que el grupo saliera al escenario, y la afluencia fuera tan grande que muchos asistentes renunciaron a los empujones y jaloneos para entrar al escenario, y decidieran abandonar el esfuerzo.
“Siempre es lo mismo en este escenario, a bandas grandes siempre les queda chico el año pasado ocurrió lo mismo con Liam Gallagher” comentó José Luis Ochoa fan resignado se alejó de Metronomy.
Además este fue el primer empalme importante del festival pues los últimos 40 minutos de la banda de Tantes Reino Unido se juntaron con la primera media hora de la banda Jungle en el escenario principal.
Y con escenario lleno, gran parte de las 82 mil personas que acudieron al segundo día del Corona Capital, llegaron en punto de las 9:10 de la noche para presenciar al colectivo musical Jungle.
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Rápidamente el R&B de la banda puso a bailar a todo el público, disfrutando de un bajo penetrante que podía escucharse hasta la rueda de la fortuna situada a poco más de 200 metros de la tarima principal.
“Están listos para saltar Ciudad de México”, preguntó Josh Lloyd, y el público respondió con un fuerte alarido.
A diferencia de Parcels que antecedió a Jungle en este mismo escenario, el grupo Londinense ya tenía recorrido y un fuerte vínculo con México.
El año pasado se presentaron en el auditorio nacional y en foros más pequeños con su DJ set, haciendo que la dinámica fuera particular durante su presentación en el Corona Capital.
Luces estroboscópicas, y canciones como “Casio”, “Candle Flame”, hasta “Back on 74”, que hicieron un repaso de los recursos musicales de la banda desde soul hasta, funk disco, el público bailó y gritó sin detenerse durante la hora de presentación.
Antes de despedirse las pelotas llegaron volando por los aires y el público bailando jugó con ellas, al tiempo que un simipeluche cayó a los pies de Tom McFarland que lo levantó lo mostró al público, y con el aplauso lo puso sobre su sintetizador, un amuleto que lo acompañó hasta el final.
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