
Cuando Juan Gabriel ya no tenía nada que demostrar, la serie documental Debo, puedo y quiero, dirigida por María José Cuevas y estrenada en octubre por Netflix, dejó ver fragmentos de la intimidad de Alberto Aguilera: esa vida privada que durante años dosificó frente a los medios y que, al exponerse en pantalla, lo volvió a colocar en el centro de la conversación y en el lado izquierdo del pecho de sus fans, es decir, en el corazón.
A nueve años de su muerte, el Divo de Juárez fue uno de los grandes protagonistas de 2025. No sólo por su documental, también por la proyección en el Zócalo de su primer concierto en el Palacio de Bellas Artes, de 1990, realizada el 8 de noviembre y que reunió a 170 mil personas, según cifras oficiales.
“La serie fue insólitamente fantástica. La construcción que hace María José permitió descubrir que Juan Gabriel es profundamente artista en todo”, dice Ximena Cuevas, hermana de la realizadora.
Lee también Juan Gabriel era el centro, y nada más: una reseña del documental producido por Netflix
“No es que eso no se supiera, pero él fue muy cauteloso al vivir esa dualidad en la que Alberto construye a Juan Gabriel y, a su vez, Juan Gabriel protege a Alberto. Entre ambos viven amores, dolores, soledades y esa cosa llamada fama”.
Hija del artista plástico José Luis Cuevas, Ximena recuerda que desde niñas ella y sus hermanas observaban cómo su padre, cuando alguien le pedía una foto, entraba en personaje, una transformación que hoy le permite leer y asimilar con mayor claridad lo que aparece en la serie.
“Por eso ahora entiendo lo que se ve en el documental y admiro el trabajo de María José para mostrar esas distintas caras de Juan Gabriel”.

Lee también Juan Gabriel revive en Netflix: la docuserie dispara sus reproducciones en Spotify
Para Ximena, la magia del documental fue dejar al descubierto a alguien que diluyó las estructuras del México que le tocó, no sólo desde la música, sino desde su manera de habitar el espacio público y relacionarse con públicos distintos.
“Juan Gabriel fue un total artista de la ruptura, adelantado a su tiempo en muchas cosas: en la sexualidad, en la manera de asumir su paternidad. Fue un visionario, audaz; rompió las estructuras del México que le tocó vivir, diluyó las clases sociales, se colocó en el gusto de los niños y llegó hasta Bellas Artes; cautivó a intelectuales y al pueblo”.
Esa amplitud de públicos, dice, ayuda a explicar por qué su figura sigue siendo releída. Desde su mirada como realizadora, uno de los mayores compromisos de este proyecto fue comprender y respetar la dualidad que definió su vida.
Lee también Más de 10 mil personas se reúnen Ciudad Juárez para escuchar el concierto de Juan Gabriel en Bellas Artes
“Juan Gabriel es muy artista en todo, y no es que eso no se supiera, pero fue cauteloso viviendo en esa dualidad en la que Alberto construye a Juan Gabriel y éste, a su vez, es quien da la cara”, considera.
“Y ese material, esos testimonios, dejan ver que es un viajero del tiempo que va rompiendo con todo, adelantándose a todo. Rompió prejuicios de clase social, de raza, de estatus; todo México aprendió a apreciar el amor con sus canciones”.
El Divo en close up
El proyecto estuvo atravesado por una implicación emocional: la cercanía de las hermanas Cuevas con la figura de Juan Gabriel terminó por definir el tono del documental.

“Me da risa porque (María José) me decía que lo hizo como mujer enamorada. Yo le hablaba y me decía que no quería salir, que quería quedarse con su gordo. Ese enamoramiento se nota en la serie y se entiende que fue un trabajo de dos años que terminó convertido en una obra casi hipnótica”, resalta.
Ambas tuvieron la oportunidad de conocerlo, experiencia que permitió contrastar la imagen pública con el hombre fuera del escenario.
“Cuando lo vi por primera vez, mi shock fue darme cuenta de que Alberto era un hombre con una energía masculina muy clara. Si analizas el tema de los impuestos, los pleitos con las disqueras, que no fueron nada fáciles, queda claro que no sólo tenía mando, sino que además era profundamente inteligente”.
Lee también Aída Cuevas y Enrique Patrón recuerdan la noche en que Juan Gabriel se "volvió eterno" en Bellas Artes
Vista con atención, afirma, la serie reveló nuevas capas del artista. En el concierto de Bellas Artes, por ejemplo, capturó tensiones casi imperceptibles que hablan del contexto y de la incomodidad que su presencia generó en ciertos sectores.
“En una nueva revisión descubrí que, ensayando, en segundo plano hay un contrabajo trinando de furia. Son pequeños gestos que confirman lo incómodo que fue para algunos que estuviera ahí, y María José fue tan fina, que percibió eso y dejó esas imágenes”, destaca.

dft
Noticias según tus intereses
ViveUSA
[Publicidad]
Interactivos


Carpetazo, a indagatorias contra Alito y Calderón

La simulación perfecta

Investigado por lavado del narco defrauda en Oaxaca

SFP da “carpetazo” al 92% de denuncias contra superdelegados

Jueces sin castigo: Las fallas de un sistema negligente

Aún está en obra y ya hay plagas y grietas en la nueva sede del Archivo General Agrario



















