El mono es un cuento escrito por Stephen King y publicado hace más de 40 años. En su versión cinematográfica se verán muertes —algunas merecidas y otras no— con diversos medios, que van desde un arpa hasta una estampida de caballos, todas capturadas por el ojo de un creativo mexicano.
Nico Aguilar, responsable del look visual de Pedro Páramo y Chupa, es ahora el director de fotografía de la cinta que recrea la historia del mono, cuyos platillos, cada vez que suenan, marcan el fin de la vida de alguien.
El nacido en la Ciudad de México, pero que lleva más de una década radicando en Estados Unidos, representa la sangre joven del cada vez más nutrido ramillete de cinefotógrafos que este siglo asaltaron Hollywood, como Emmanuel El Chivo Lubezki y Guillermo Navarro, ganadores del Oscar, así como Rodrigo Prieto, nominado a la estatuilla de la Academia.
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![Nico lleva más de una década radicando en EU; representa la sangre joven de cinefotógrafos mexicanos en la meca del cine. (13/02/2025) Foto: Nico Aguilar y Corazón Films](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/JRW62GAICBCNLPYWO2K4U5JR6E.jpg?auth=a65fc63d288f83cc5ac51300447ac4add243fa0310f6d4234de14640edc0b83d&smart=true&height=620)
El mono es ansiedad, un miedo, pérdida, pero también de cosas universales, es una historia de papás en relación con Dios, con el pasado”, explica Aguilar.
Y adelanta: “La historia no siempre necesita oscuridad, aunque sí hay ciertas escenas, pero queríamos apoyar al cuento y que el género sobresalga de sí mismo, que cuando la gente la vea no la cargue a un género (fílmico); entonces, queríamos abrirlo lo necesario, que si una escena se ve chistosa, sea así. Se iluminó con mucho led y también con algo de luz natural”.
La película es dirigida por Osgood Perkins, bajo la producción de James Wan. En el elenco se encuentran Theo James, Sarah Levy y Elijah Wood.
“Es un género complicado, es una historia que viene de Stephen King, y el director me agrada porque puede agarrar cualquier cosa y darle una perspectiva única. El mono es muchos géneros, no se limita a uno solo, aunque así lo parezca”, dice el cinefotógrafo.
Nico sabe que su posición en la llamada meca del cine se la debe a muchos que estuvieron antes que él, como Guillermo Navarro y el propio Rodrigo Prieto.
“El lugar del mexicano en Hollywood era muy diferente antes. Cuando Memo llegó a Hollywood, muchos no le extendían el mismo nivel de respeto que ahora tienen los cineastas mexicanos, y creo que eso se debe a su gran labor en el medio”, expresa.
Escribir con la luz y creatividad
La labor del cinefotógrafo no es sólo ponerse detrás de la cámara y seguir a los personajes. Su trabajo implica decisiones creativas que definen la atmósfera y el tono de una película, algo que Aguilar ha explotado en sus anteriores trabajos.
Para la película Pedro Páramo, por ejemplo, junto con Rodrigo Prieto, Nico diseñó una estructura de unos seis metros de altura, sobre la que se colocaron leds con el fin de simular la luz de la luna lo más fiel a lo que fue descrito en la novela de Juan Rulfo.
“(La de la novela) es algo poético y fueron de las escenas más difíciles, de cuando Juan Preciado (Tenoch Huerta) se encuentra con la mujer de lodo y sale y hay muertos, o cuando Damiana Cisneros (Giovanna Zacarías) desaparece en la esquina. Desde un inicio con Rodrigo (Prieto) fue preguntarnos cómo lo hacemos, cuándo el pueblo es real”, narra.
En la película Chupa estuvo al pendiente de esos detalles que dan veracidad a la imagen.
Aguilar tomó fotos de Tepoztlán (en el estado de Morelos) y se los mostró a Peter Wenham, el diseñador de producción, para que con esa base se recreara un mercado mexicano al que los personajes van a comer tacos.
“Estaban en eso, y las cuerdas de los puestos se veían muy bonitas, pero dije que no, que se les vieran los ‘pelitos’, que se viera que era una cuerda heredada de tres generaciones, es bonito llevar ese tipo de cosas”, indica.
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Retatar lo inexistente
A final de cuentas, destaca, lo que tienen de similar El mono, Chupa y Pedro Páramo es que abordan lo inexistente: Páramo tiene un fantasma; Chupa, el chupacabras, y en The monkey, el mono.
“Todo es fantasía que a su vez es una metáfora para contar algo más. En Chupa, cuando el niño regresa de EU, no es que encuentre sólo a un Chupacabras, sino que encuentra su identidad como mexicano, y para mí eso es importante en el cine que quiero hacer, que las historias digan algo más de lo que se ve. Ahora cualquier persona puede crear imágenes increíbles y afinadas, pero hay que saber comunicar de manera trascendente y no complicada”, considera el fotógrafo de The monkey, que llega a cartelera este 20 de febrero.