El gran error de César Roberto Fierro Reyna, aquel sábado de 1979, fue visitar a su hermano que se encontraba preso en una cárcel, en El Paso, Texas.

Tan pronto pisó el lugar César fue arrestado, señalado primero por supuestamente traer consigo pastillas de Valium (fármaco modulador de la ansiedad); después, por querer introducir cigarrillos de y, semanas más tarde, por el asesinato de un taxista, acusación que, como las dos anteriores, no era cierta.

César, que andaba en sus veintes de vida en esa época, fue amedrentado con arrestar a su madre si no firmaba su “confesión” y, cuando lo hizo, pasó a engrosar lo que se le conoce como el corredor de la muerte, quedando así en espera de su ejecución, de acuerdo con las leyes locales en aquel momento, que en ese capítulo siguen vigentes.

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Sandra L. Babcock, abogada de César; Fierro y Santiago Esteinou. Foto: Piano Distribución
Sandra L. Babcock, abogada de César; Fierro y Santiago Esteinou. Foto: Piano Distribución

En 1994, después de 15 años, un juez de distrito de reconoció que la confesión del mexicano había sido obtenida muy probablemente por cohesión y por ello era necesario repetir el juicio. Pero nunca se cumplió con la orden.

Fue hasta 2020, cuatro décadas después de su aprehensión, y con los últimos años en aislamiento total, que César logró su libertad. Hoy día, Fierro sigue esperando una disculpa pública.

“Fui de visita y seguí en ella por 40 años”, lanza César a EL UNIVERSAL, del otro lado de la línea telefónica.

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A sus casi 69 años nadie le da trabajo sobre todo por su edad. Se gana la vida paseando perros.

“En varios lugares me dicen que si tuviera 45 años igual me daban empleo, pero así ya no. En esos años perdí a toda mi familia, a mis amigos, pero jamás perdí la esperanza, nunca murió eso, y eso me funcionó”, expresa.

Visibilidad por partida doble

Su caso llega este fin de semana a cines y streaming, por medio de dos largos documentales dirigidos por Santiago Esteinou, cineasta que siguió a César durante más de una década.

A la pantalla grande llega hoy La libertad de Fierro, que cuenta la vida de César tras haber salido de prisión y encontrar todo distinto. Y el próximo lunes saldrá a la renta en las plataformas de Apple, Prime Video y Google, Los años de Fierro, que aborda la etapa de encarcelamiento del protagonista.

César Fierro durante su reclusión, y actualmente libre, con 69 años. Fotos: Piano Distribución
César Fierro durante su reclusión, y actualmente libre, con 69 años. Fotos: Piano Distribución

La idea es que el próximo año Los años… llegue a cine y La libertad… al streaming.

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Los años de Fierro, comenta su realizador, retrasó su estreno pues, justo cuando acabó su producción (2014), entró un nuevo despacho de abogados a tomar el caso para intentar liberar a César y por eso se decidió “congelar” su difusión, todo con el propósito de no afectar el nuevo proceso.

“El caso de César fue injusto, una colusión entre las policías mexicana y americana (un agente mexicano dijo que César era una mala persona) para que él confesara un crimen que no cometió. Le robaron la vida”, dice Esteinou.

Las primeras entrevistas entre ambos duraban 45 minutos y sólo podían hacerse cada tres meses. Hasta que un día a Santiago le dijeron que César ya no quería verlo más. Era otra mentira.

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“Esa respuesta la dio la prisión, yo no dije nada”, asegura César.

“Supe lo que quería hacer Santiago cuando me contactó el consulado de México en Houston, me informaron que deseaba hacer un documental acerca de mi caso, dije: ‘bueno, veamos’”, recuerda César.

La llegada de Santiago fue providencial, porque con su presencia la actitud de las autoridades hacia el acusado cambió radicalmente.

“Me trataban mal, me echaban gas, me agarraban de la yugular, me quitaban la comida. Hasta que llegó Santiago y supieron que me iban a sacar al ojo público, así dejaron de maltratarme, porque nos les gusta la mala publicidad, y hasta cambiaron a los guardias”, detalla.

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Otros casos

En el cine mexicano existen casos de documentales con temática similar a la de César.

Presunto culpable, de Roberto Hernández, coadyuvó a la liberación de Toño Zúñiga, acusado de un asesinato que él no cometió.

Mi vida dentro siguió a Rosa, acusada en EU de un homicidio de niños que cuidaba, el cual abrió la posibilidad de un nuevo proceso.

“El documental en México tiene una vena en la defensa de los derechos humanos fuerte y es una herramienta para visibilizarlos, hay que sentirnos orgullosos de ello”, comenta Esteinou.

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