Berlín fue conquistado por cineastas mexicanas. El festival de cine, uno de los más importantes del orbe, vio cómo durante su presente edición, cuatro galardones recayeron en realizadoras nacionales, tanto en ficción como documental.
Tatiana Huezo (Noche de fuego) encabezó ayer la lista al llevarse dos galardones, el de Mejor Documental de la competencia y el de Dirección (este último de la sección Encuentros), con El Eco, donde se ve cómo los niños campesinos se hacen adultos demasiado pronto, al tiempo de quedar impregnados por enseñanzas paternas como el ciclo de la vida y la muerte.
Lila Avilés, quien hace cuatro años debutó con La camarista, ahora se traerá a México el Premio Ecuménico por Tótem, sobre una niña que descubre un terrible secreto durante una fiesta familiar.
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Y Sofía Auza, con su cinta debut Adolfo, acerca del encuentro de dos jóvenes y un cactus, se elevó con el de Mejor película Generation 14 Plus, sección destinada para públicos jóvenes cuyo reconocimiento se entregó el viernes pasado.
De acuerdo con el Anuario Estadístico del Cine Mexicano editado por el Imcine, la presencia de mujeres en la dirección ha ido aumentando de manera progresiva desde 2008.
Ese año, sólo cinco películas tuvieron a féminas gritando “cámara, acción”, mientras que en 2021 (las cifras oficiales más recientes) se contabilizaron 66, de las cuales, poco más de la mitad fueron óperas primas.
Tatiana no dejó de lado la importancia del género documental y consideró que el cine es quien está salvaguardando la memoria de México, país que está pasando por un momento difícil de violencia.
“Tanto los largometrajes (de ficción) como los documentales están conservando estos recuerdos para que en el futuro, con suerte no muy lejos, podamos mirar hacia atrás y decir: ‘ojalá y que esto nunca vuelva a suceder’.
“He estado trabajando durante los últimos 15 años temas difíciles con esta herida que ha estado aquejando a nuestro país. (Pero) También es importante hablar de México desde otra perspectiva, desde la crianza de los hijos y de la tierra, desde la increíble fuerza y dignidad que hay en nuestros pueblos rurales”, consideró.
Nuevas miradas
Avilés y su Tótem eran las únicos representantes de México en la lucha por el Oso de Oro, que es el máximo galardón de la Berlinale.
No logró meterse entre esos ganadores, pero el Jurado Ecuménico, conformado por organizaciones cinematográficas de las iglesias católica y protestante, la reconoció con su premio, maravillado por el retrato de una familia que se enfrenta a la enfermedad terminal de un joven, en los ojos de una niña.
“Me gusta que la peli tiene su fondo, su esencia, que hay que descubrir. No es una película que te diga todo en la cara, es como un espejo en donde uno ve lo que quiere ver”, dijo Avilés a EL UNIVERSAL, desde la ciudad alemana.
“Y en ese sentido siento que honro el premio, lo agradezco enormemente y es una belleza que según yo, como cualquier proceso que tenga una vinculación con el arte, hay un sentido de descifrar algo más”, agregó.
Adolfo, de Sofía Auza, ganó el viernes, pero fue hasta ayer que su equipo creativo comenzó a reaccionar públicamente. El jurado reconoció “su sentido del humor y contenido poético”.
“Ha sido fantástico conectar con personas de todo el mundo a través del cine y la actuación. Escuchar los puntos de vista de la gente y compartir pensamientos profundos sobre la historia de personas ficticias”, escribió Rocío de la Mañana, actriz del filme, en su cuenta de Instagram.
Auza colgó un video en donde reconocía la labor de todo el equipo.
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