Carlo Guerra: “En mi ADN, ser actor”

Carlo Guerra no se imagina estar lejos de los escenarios, pues sabe que las tablas del teatro o los foros de grabación son su lugar seguro, donde puede ser él mismo.

Cómo no hacerlo, si el actor mexicano desciende de dos grandes del gremio de la actuación, su abuelo materno fue Germán Robles, y su padre Rogelio Guerra.

“Tanto mi hermano Aldo como yo tuvimos la fortuna de criarnos en camerinos, en ensayos, jugábamos a los carritos mientras veíamos a los actores en escena, entonces ser actor lo tengo en el ADN, no había forma de que fuera matemático o contador, aunque lo intentaron”, comentó sonriente Carlo.

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Aunque tiene tiene más de tres décadas de trayectoria, ya que comenzó a trabajar a la edad de tres años, su nombre no es tan mediático como el de otros hijos de estrellas.

Sin embargo, Guerra aseguró que tiene la vocación actoral, gracias al ejemplo que le dieron sus antecesores maternos y paternos.

“Adopté desde muy chico el oficio del actor, que es ser creativo, entretener al público por un rato y que a través de una obra o película se olviden de sus problemas, y le presten atención a una historia que los conmueve. Yo soy de la idea de que, cuando actor se toma su tiempo para llegar a donde debe, y aprende de todo lo que puede, es muy difícil que te tumben”, señaló Carlo.

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Para él, venir de dos familias con tanta tradición sobre el escenario le implican un gran compromiso, y siente que debe dar lo mejor, aunque ahora ya no lo siente con tanta presión como cuando era más joven, pues entonces lo sentía como un arma de doble filo, ya que creía que debía cumplir las expectativas que la gente tenía de él.

“Ahora lo veo simplemente como lo que somos, una familia de artistas, de gente creativa, que tiene la capacidad pero también la obligación de expresarse”.

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Un trabajador del escenario

Los actores tienen su gimnasio en el teatro, y Carlo Guerra disfruta estar cada que puede en él, de vuelta en las bases de su vocación, pero esta vez lo hace con un clásico, El decameron, puesta en escena que estrena hoy en el Teatro Enrique Lizalde, con la compañía Ojo de la Sibila Ensamble Teatral.

Ya había hecho comedia, melodrama, y también terror, pero farsa no, sin embargo, aquí los procesos han sido cortos pero muy divertidos”, explicó Carlo Guerra.

La directora de la compañía, Marta Bernanda, comentó que se trata de un texto escrito en 1348, por el dramaturgo Giovanni Boccaccio, quien a través de un centenar de cuentos, que fueron compilados, abordó la naturaleza humana y dejó el primer testimonio de lo que fue la peste bubónica.

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“Este texto surge como un paliativo para el alma; Boccacio escribe esto para que la gente se olvide de la muerte, y es la primera vez que no se habla de Dios en una obra, y todo lo que vemos aquí son los males humanos, las pasiones más bajas, en el tono de farsa que se estilaba en esa época, pero en la actualidad todos nos sentiremos identificados”, señaló Marta Bernanda.