El piano de Pepe Arévalo dejó de sonar este 28 de febrero tras un infarto cerebral que mantuvo al músico en observación desde las últimas semanas de enero.

Arévalo, conocido como El león de la salsa, falleció a los 88 años, poco después de celebrar su cumpleaños el 11 de febrero. Su partida marca un vacío en la música tropical y en el danzón mexicano, géneros que ejecutó y enriqueció por más de seis décadas de su vida.

El cantante Carlos Cuevas, quien tuvo relación estrecha con él y quien guarda respeto por el músico, destacó que su fallecimiento representa la pérdida de una figura clave para la música mexicana. En su opinión, el vacío que deja el también productor se suma a la ausencia de otras grandes figuras fallecidas recientemente, como Dulce o Paquita la del Barrio.

“Deja un enorme hueco dentro del gremio de músicos que realmente tocan en vivo y, sobre todo, en la música que alimenta la cultura social”, señala.

Cuevas dijo además que fue enorme en la ejecución del piano, en ritmos tropicales como la cumbia, el bolero o la guaracha.

“Es un personaje fundamental dentro de la música no sólo como ejecutante, sino como director e incluso como empresario”, añadió.

El intérprete también destacó el impacto personal y profesional de Arévalo en su vida.

“Era extraordinariamente generoso con sus compañeros, un gran hombre, siempre con una sonrisa para sus amigos”, describe.

Su habilidad como pianista lo llevó a fungir también como director, arreglista y productor, explorando y refrescando ritmos dentro del género tropical.

En su carrera fundó la agrupación Pepe Arévalo y Sus Mulatos, con la que popularizó temas como “Falsaria” y “Mulata rumbera”, fusionando acordes afroantillanos con el estilo mexicano. A lo largo de los años, compartió escenario con grandes como Celia Cruz, consolidándose como una figura indispensable en la música tropical.

La influencia de Arévalo llegó además más allá de México, aunque nacido en el país, su amor por la música lo llevó a tocar la guitarra a los siete años e iniciarse con el piano a los 11. A los 13 años, ya era parte del elenco de un programa de radio y su trayectoria lo convirtió en un referente de la salsa y el danzón en México y América Latina.

Aunque su partida deja una ausencia que será difícil de llenar, su legado sigue vivo en los clásicos que interpretó, como “La cumbia de Pepe”, y en la huella indeleble que dejó en la música.

Para rendir homenaje a su contribución a la música, el próximo 9 de marzo se realizará un tributo póstumo en el Sindicato de Músicos en el que colegas, amigos y seguidores podrán recordarlo.

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