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Tenemos problemas evidentes, pero todos con soluciones cuando se estudian a fondo y oportunamente. ¿Qué hacer para prevenir el embarazo de más de medio millón de adolescentes? ¿Cómo orientar el crecimiento urbano a regiones con agua? ¿Cómo controlar la epidemia de diabetes o nuevas amenazas como el zika? ¿Cómo prevenir y manejar la contaminación y los problemas del cambio climático?
Todos tienen un común denominador. Se requieren atender con respuestas científicas y tecnológicas.
El futuro es el de la inteligencia artificial, donde máquinas y robots tendrán una influencia mayor y el empleo también requerirá de mayores capacidades y conocimientos tecnológicos. Si esto es así, debemos prepararnos a través de think tanks especializados para crear nuevas formas de pensamiento crítico y lograr la apropiación social de conocimientos.
No se puede pedir a la población que piense moderno si no se le ofrece información moderna, actualizada, pedagógicamente diseñada. Sólo así se construye una opinión y un voto informado.
Pero me pregunto, ¿quién está pensando en esto? Porque el debate nacional es coyuntural: elecciones, escándalos, inseguridad, aspiraciones políticas, y no existe un debate estructural: ¿A dónde vamos como nación? ¿Quiénes somos? ¿Qué proponemos al mundo? Ya ni siquiera en los gabinetes de gobierno hay ingenieros, arquitectos o científicos.
Los países líderes investigan, desarrollan, innovan, exportan, deciden e imponen al resto del mundo las vías del desarrollo.
Tenemos en México recursos para viajar en ese tren, pero debemos decidirnos a sentirlo, imaginarlo, compartirlo y hacerlo.
Por ejemplo, se habla mucho de la reforma energética, pero no de la formación de capital humano para aprovechar nuestros hidrocarburos.
En diez años perderemos por jubilación a 50 mil técnicos de la industria petrolera nacional. ¿Quiénes cubrirán esas vacantes?
Nuestras universidades producen al año sólo 300 ingenieros petroleros. ¿No es el conocimiento y la experiencia de los ingenieros mexicanos un recurso que debemos conservar?
Hay un circuito virtuoso en la investigación, desarrollo e innovación que debemos abrazar. Finlandia logró ser la economía más competitiva del mundo y la sociedad menos corrupta a partir de su decisión, hace tres décadas, de invertir en capital humano, de educar en ciencia y tecnológica.
¿Quiénes piensan hoy el México dentro de 30 años?
Para ser un gran país en 30 años podemos empezar hoy. Un barco no llega a un rumbo diferente en el momento en que se decide un cambio de ruta. Pero al mover el timón se empieza a acercar a su nuevo destino.
Como economía, México puede crecer su inversión pública y privada en ciencia y tecnología hasta volverla autofinanciable y ésta no es una decisión sólo federal. Los estados tienen mucho potencial para empezar a hacerlo.
No todo cuesta. Una decisión importante es estimular fiscalmente la investigación, y otra regresar al sector público a ingenieros, arquitectos y científicos desplazados de la toma de decisiones desde hace tres décadas.
Si no hay en los gobiernos mentes bien formadas en ciencia y tecnología nunca surgirán políticas públicas futuristas en mentes entrenadas sólo para ver a corto plazo.
Presidente ejecutivo de Fundación Azteca.
@EMoctezumaB
emoctezuma@tvazteca.com.mx
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