Más Información
NAUCALPAN, Méx.- Más que comer tamales, “el Día de la Candelaria es una tradición mexicana que ejemplifica la fusión de dos culturas: la europea y la mesoamericana, pero hoy día se convirtió en una celebración que nos da momentos de unión, fraternidad, pasar momentos alegres en situaciones difíciles y deleitar nuestros sentidos a través de un platillo completamente mexicano: los tamales”, afirmó el maestro Roberto Álvarez Manzo, catedrático de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán.
El sociólogo e investigador de la UNAM, señaló que el 2 de febrero es una fiesta esencial en los mexicanos, equiparable a la del Día de Muertos o la celebración de la Independencia, “como mexicanos debemos experimentarlo y entenderlo para preservar nuestra herencia cultural, aunque recordemos que si bien ese día debemos comer tamales, no debemos olvidar que es una celebración religiosa, ya que en la época colonial se utilizó para catequizar a la población indígena en el sentido de la presentación del Niño Jesús en el templo, y el acto de purificación de la Virgen María después del parto, a 40 días de la Navidad”.
Álvarez Manzo señaló que a pesar del confinamiento en el mundo debido a la pandemia de la Covid-19, el Día de la Candelaria continuó, “si bien no se dio la convivencia de la tamaliza en espacios de encuentro, logró adaptarse, familias que se dedicaban al negocio de los tamales modificaron sus entregas, otros enseñaron a prepararlos, y en muchos casos emprendieron negocios”.
En la pandemia por Covid-19 la parte religiosa de esta tradición llevó a las familias a revalorar “la importancia de la tradición de vestir al niño Dios y su historia en el catolicismo”.
En cuanto a las nuevas tecnologías de la información como el uso de internet, redes sociales, Tik-Tok y Twitter no han restado fuerza a la celebración, “al contrario, creo que se da un acoplamiento muy interesante, como sucede en Navidad, Día de Muertos, con el Grito de Independencia. No creo que hayan tenido este problema en ensamblarse, más bien son formas tradicionales que se han podido potenciar en estas nuevas configuraciones que parecieran contrarias y desafiantes a la soledad y el individualismo contemporáneo”, destacó el sociólogo de FES Acatlán.
Con el paso del tiempo, la importancia del Día de la Candelaria se reconfiguró, “encontramos variedades gastronómicas muy complejas. Tamales de diversos ingredientes o preparación y sabor, teniendo siempre como base el maíz, que se incluyen en platos de alto gourmet”, apuntó el investigador.
Lo mismo ocurre con el niño Dios o el niño Jesús, antes se vestía en blanco y oro, ahora hay una variedad de indumentarias con más de 20 modelos que están en mercados y tianguis, que “muestran que las tradiciones difícilmente serán estáticas, siempre van a encontrar modificaciones y adaptaciones”, concluyó Álvarez Manzo.