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En Huamantla, los tapetes de aserrín son un arte efímero elaborado a mano que se otorgan como ofrenda tanto a la Virgen de la Asunción (patrona del pueblo) como a algún santo durante las fiestas religiosas. Representan fe, esperanza o agradecimiento por el cumplimiento de alguna petición.
En el Pueblo Mágico de Huamantla, en el estado de Tlaxcala. El pueblo se encuentra a dos horas y media de la Ciudad de México. Si quieres ir en autobús, hay corridas directas desde la terminal Tapo, en la CDMX.
En la Fiesta de la Virgen de la Asunción, al ritmo de la música de viento y con fuegos pirotécnicos, los habitantes del Pueblo Mágico de Huamantla se reúnen la medianoche del 14 de agosto, en la llamada “Noche que nadie duerme”. Las personas se mantienen en vela para recorrer las calles decoradas con tapetes de aserrín, mismos que se van desdibujando al pasar la procesión que lleva la imagen de la Virgen como protagonista.
Algunos cronistas cuentan que en la época prehispánica el pueblo otomí elaboraba pequeños senderos marcados por magueyes. En sus puntas o púas colocaban unas flores llamadas “maravillas”. Además, se hacían tapetes con plumas de aves preciosas, como los quetzales, y arena de diferentes colores. “Deidades como la diosa Xochiquetzal eran llevadas en procesiones por estos senderos, pero eso se vio transformado a la llegada de los españoles”, cuenta René Delgado, guía de turismo.
Javier Servín, artesano de la comunidad de Huamantla, participa en la elaboración de tapetes desde que tenía siete años. Su padre fue quien le inculcó esta tradición. Para elaborar un tapete, dice, primero se hace el boceto; posteriormente, se hace un molde en un cartón de 4.20 metros de largo por dos metros de ancho, donde se dibuja el diseño; después, se cala el molde; finalmente se coloca en el suelo para espolvorearle el aserrín colado. Para pintar este polvo que se desprende de la madera, el artesano utiliza pinturas de anilina. También emplea arena blanca teñida con diferentes colores. El proceso para los tapetes de aserrín puede tardar de 15 a 20 días, desde la elaboración de los moldes.
Depende de los artesanos de la zona, pero el centro del tapete, casi siempre incluye una imagen religiosa y, alrededor, grecas, animales o flores, como alcatraces, margaritas o crisantemos.
En este festival , que sucederá del 18 al 20 de octubre, los artesanos mostrarán su habilidad en la elaboración de tapetes de aserrín. Habrá conciertos, vuelos en globo aerostático, zona de campamento, muestra gastronómica y concurso de pulques. El boleto cuesta 450 pesos por persona e incluye acceso al festival durante los tres días, los conciertos y el espectáculo de inflado de globos. Para acampar, hay que pagar mil pesos por las tres noches (válido para cuatro personas).
Su nombre original es Virgen de la Asunción. Actualmente se le conoce como la Virgen de la Caridad porque, durante la época colonial, varios sacerdotes regalaban comida y ropa en el atrio de su santuario; así que la gente comenzó a decir: “vamos al Día de la Caridad”.
Los tapetes actuales son un reflejo de la mezcla de dos culturas: la fe prehispánica y la católica. Según los cronistas, los españoles llegaron a Huamantla con imágenes religiosas, como la de San Francisco y la Virgen de la Asunción. Los habitantes comenzaron a rendirle tributo a ambos. Ahora ya es toda una tradición.
7 kilómetros se decoran con tapetes de aserrín, en las calles de Huamantla.
Con información de René Delgado Castañeda, jefe del departamento de atención al turista de la Secretaría de Turismo del estado de Tlaxcala y guía certificado por el gobierno de México.