Actualmente existen 27 barrios mágicos en todo México, un programa de la Secretaría de Turismo federal que busca destacar los atractivos históricos, naturales y culturales de colonias, calles o zonas que se encuentran en ciudades y que, por esta razón, no pueden recibir el distintivo de pueblo mágico.
Uno de ellos es San Pedro, en el estado de Michoacán. Destaca por su naturaleza, cultura ancestral, edificaciones coloniales y por su misticismo. De hecho, es escenario de una antigua leyenda que sus habitantes cuentan.
¿Dónde está el barrio mágico de San Pedro?
San Pedro se encuentra en la ciudad de Uruapan, la segunda más habitada del estado (aproximadamente 300 mil) y un importante centro de producción de aguacate.

Este barrio mágico está a unas cuantas calles del centro de la ciudad, a unos 5 minutos en auto y a 15 caminando.
¿Cómo es el barrio mágico de San Pedro?
San Pedro se caracteriza por sus calles y callejones empedrados, casonas coloniales con techos de tejas rojas y paredes de piedras expuestas.
Se mantiene en pie una antigua fábrica textil transformada en centro cultural y exuberantes jardines verticales.
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Además, está rodeado de naturaleza, por limitar con el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio, una pequeña, pero biodiversa, área natural protegida, hogar de 495 especies de plantas y 213 especies de animales, según la Semarnat.

Sus paisajes se componen de bosques que crecen gracias a las cristalinas aguas del río Cupatitzio, palabra purépecha que se traduce como ‘el río que canta’, debido al sonido que se genera cuando el agua choca con las rocas.
Y es precisamente en una de estas piedras de río donde se cuenta una diabólica leyenda.
¿Cuál es la leyenda del barrio mágico de San Pedro?
Caminar por los senderos y escalinatas de piedra repletas de musgo que pasan a un costado del río es toda una experiencia, aún más si visitas la llamada ‘rodilla del diablo’, el punto exacto donde nace este importante cauce de agua.
Cuenta la leyenda que los habitantes de Uruapan agradecían todos los días a Dios por la existencia del Cupatitzio. El diablo, enojado, comenzó a secarlo y el entorno cambió drásticamente.
Entonces, fray Juan de San Miguel convocó al pueblo a ir al lugar y bendecirlo.

Al llegar, roció agua bendita y en cuanto ésta tocó el suelo, algó explotó debajo de la tierra, se escucharon lamentos y se percibió un olor a azufre.
Acto seguido, el diablo emergió despavorido, pero el padre lo persiguió con la imagen de la Virgen, provocando que éste tropezara con una roca, dejando su rodilla marcada en esta, misma que 'se puede apreciar' desde algunos miradores.
Tras expulsar al diablo, el agua brotó nuevamente y, desde entonces, este manantial no ha parado de fluir.
¿Cómo son 'las aguadoras' en el barrio mágico de San Pedro?
Para los locales, especialmente los habitantes de los 9 barrios fundadores de la ciudad (Santo Santiago, San Juan Bautista, San Miguel, San Francisco, Santa María Magdalena, la Santísima Trinidad, San Juan Evangelista, San Pedro y los Santos Reyes), la importancia del río Cupatitzio va más allá de considerarlo un dador de vida, además, es un referente cultural, histórico y un símbolo de identidad.

Cada Domingo de Resurrección, el desfile de las ‘aguadoras’ es toda una tradición. Es protagonizado por jóvenes vestidas con trajes tradicionales, con huanengos blancos bordados (símbolo de la pureza), enaguas, rebozos, mandiles, trenzas de colores y cántaros de barro en la cabeza, decorados con dulces, panes, flores, frutas y botellitas de licor.
Las mujeres se dan cita en el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio, en el manantial conocido como la ‘Rodilla del Diablo’, donde recogen agua en sus cántaros.
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Al ritmo de la banda de viento, bailan y recorren las calles de Uruapan hasta llegar al templo de la Inmaculada Concepción, donde escuchan misa y bendicen el agua para pedir que no falte durante el año.
Posteriormente, las ‘aguadoras’ llevan el agua bendita a las capillas de sus barrios y el ritual se cierra comúnmente con una verbena llena de comida y música.
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