Caminar es una de las mejores maneras de disfrutar de un destino. En ciudades y pueblos hay calles que indudablemente se convierten en una visita obligada, por su arquitectura, riqueza histórica y por los tesoros que el viajero ahí mismo se puede encontrar.
Recientemente, una revista especializada en arquitectura se dio a la tarea de elaborar una listas de las calles más bonitas del mundo. Te compartimos su top 12 en el que figura una calle de México.
¿Cuáles son las 12 calles más bonitas del mundo?
Architectural Digest es la publicación responsable de este listado (que en total incluye 71 calles). Se trata de una revista que forma parte de la editorial Condé Nast. Fue fundada en 1920 y se especializa en el diseño interior y la arquitectura.
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Cuatro periodistas expertos (Nick Mafi, Jessica Cherner, Katherine McLaughlin y Elizabeth Stamp) realizaron la selección de las 71 calles más bonitas del mundo, tomando en cuenta su importancia histórica, sus características naturales o su planificada arquitectura, así como su oferta comercial, cultural y gastronómica.
12. Calle Aldama, San Miguel de Allende
Comenzamos ni más ni menos que con una calle de México en este top 12 de las calles más bonitas del mundo. Se trata de Aldama y se encuentra en San Miguel de Allende, ciudad Patrimonio de la Humanidad, en Guanajuato.
Es una de las más antiguas de la ciudad. Su estrecho camino empedrado inicia prácticamente a espaldas de la parroquia de San Miguel Arcángel; pasa por antiguas y coloridas casonas coloniales de estilo barroco y neogótico que hoy son hoteles boutique, tiendas de artesanías, joyerías, galerías de arte o restaurantes.
Es uno de los sitios más fotografiados de San Miguel de Allende, no solo por la explosión de colores de sus fachadas, la uniformidad de su herrería en las ventanas y sus faroles, también por la vista hacia las torres neogóticas de la Parroquia de San Miguel Arcángel.
- Aldama, en San Miguel de Allende, no es la única calle de México que figura en la lista de las 71 calles más bonitas del mundo publicada por Architectural Digest: Calle Madero, en el Centro Histórico de CDMX, ocupa el lugar 63 de este ranking. Es la segunda más antigua de la ciudad, después de Calle Tacuba; mide 700 metros de longitud y se extiende desde la Plaza de la Constitución hasta el Eje Central. Aquí se concentran varios edificios históricos y atractivos, como la Torre Latino, la Casa de los Azulejos, el antiguo Palacio de Iturbide (una verdadera joya barroca), el Museo del Estanquillo y el Mumedi (el Museo Mexicano del Diseño).
11. Calle Jinli, Chengdu, en China
A las afueras de Chengdu, la séptima ciudad más poblada de China, se encuentra la bella calle Jinli, remodelada entre 2004 y 2009.
Ofrece a todo aquel visitante que recorra sus 350 metros de longitud (aproximadamente), un viaje al pasado, especialmente a la época de la dinastía Qing, la última que gobernó la China imperial.
La atraviesa un canal artificial con aguas del río Jiang’an. Como parte de su paisaje, hay árboles de bambú, jardines tradicionales y puentes de piedra.
Está repleta de antiguas residencias de madera ocupadas por hoteles, tiendas de artesanías y antigüedades, teatros, restaurantes de gastronomía regional (algunos con terracitas), casas de té, faroles rojos y letreros de caligrafía china.
Esta calle es una muestra 'moderna' de la vida tradicional china; por eso, es muy visitada por turistas y locales, sobre todo durante el Año Nuevo Chino, así que debes tener paciencia para recorrerla.
10. Rue du Petit Champlain, Québec
La ciudad de Québec fue fundada a inicios del siglo XVII por el explorador francés Samuel de Champlain.
En aquellos tiempos, se construyeron baluartes y fortificaciones, así como el mundialmente conocido Château Frontenac, en la cima de un acantilado, mientras que debajo de este y a orillas del río San Lorenzo, se levantó una ciudad colonial fortificada con pequeños callejones.
Uno de ellos es Rue du Petit Champlain, una de las calles más antiguas de la ciudad. Son poco más de 250 metros de piso de adoquín y cientos de casitas de estilo colonial francés, construidas con ladrillos, las cuales se han convertido en un atractivo turístico por sus decenas de tiendas, talleres de artesanías, boutiques, bares y restaurantes.
Rue du Petit Champlain forma parte del distrito histórico del viejo Québec, Patrimonio de la Humanidad desde 1985.
No puedes irte sin subir por las escaleras Breakneck (la 'rompecuellos'), las más antiguas de Québec. Conectan con la Côte de la Montagne y el funicular de Québec, construido en 1879; este permite subir a la Terraza Dufferin, frente al icónico hotel Château Frontenac.
9. Calles de Pretoria, Sudáfrica
Viajamos hasta África. Nos situamos en la ciudad de Pretoria, la quinta más poblada de Sudáfrica, la capital administrativa del país y el centro universitario más importante a nivel nacional. Esta urbe es crucial para la historia sudafricana, pues en la colina Meintjieskop, Nelson Mandela tomó posesión de su primer mandato como presidente.
En este caso (como en otros más), no se trata de una calle en específico, sino de varias, sin que se haya especificado cuáles son. Y esto se debe a que, durante septiembre y noviembre, sus avenidas, parques y jardines se pintan de púrpura por la gran floración de las jacarandas que, según la historia, llegaron al país a finales del siglo XIX.
No por nada se le conoce como ‘la ciudad jacaranda’.
8. Calles de Mykonos, Grecia
En la Grecia insular se localiza la turística y mundialmente famosa isla de Mykonos (Miconos, castellanizado) donde, por cierto, la mitología griega indica que están enterrados los gigantes que derrotó Hércules.
Mykonos pertenece al archipiélago de las Cícladas; es famosa por las aguas cristalinas y de tonalidades turquesa del mar Egeo y por sus playas de arena blanca; así como por sus laberínticos y estrechos callejones con pisos de piedra.
Al igual que Pretoria, no se habla de una calle, sino de un conjunto de estas. Estas se caracterizan por su arquitectura mediterránea, de casitas cúbicas recubiertas de yeso blanco, con detalles en azul, como puertas, marcos de ventanas, balcones y hasta las cúpulas de las iglesias.
Muchas de las idílicas construcciones alojan hoteles de lujo, restaurantes y muchos bares que son el escenario de una vibrante vida nocturna.
7. Calles de Montmartre, París
Hasta 1860, Montmartre era un pequeño pueblito en una pequeña colina de unos 130 metros de altura. Conforme la mancha urbana de París fue creciendo, esta lo absorbió y hoy en día es parte del Distrito XVIII.
Es uno de los barrios más bohemios de la ciudad. Fue el hogar de artistas como Van Gogh, Monet, Dalí, Renoir y Picasso, por mencionar a algunos.
Sus calles empedradas llevan a plazas pintorescas, y sus casitas de estilo francés albergan cabarets, restaurantes, cafeterías, galerías de arte e incluso algunos viñedos (de los más antiguos de París).
Hay 2 sitios imperdibles de este barrio: la Basílica del Sagrado Corazón (Sacré-Cœur) en la cima de la colina, con un estilo romano bizantino, y la Plaza de Tertre, conocida como la ‘Plaza de los artistas’, donde hay numerosos puestos de pintores que realizan paisajes, retratos o caricaturas.
6. Rua do Bom Jesus, Recife
Recife, al noreste de Brasil y a orillas del océano Atlántico, es la novena ciudad más poblada del país. Fundada 1537 por los portugueses, fue la primera capital brasileña. Entre 1630 y 1654, fue ocupada por los neerlandeses.
Es conocida como la ‘Venecia de Brasil’ debido a sus islas y los canales del río Capibaribe.
Su calle más antigua, la Rua do Bom Jesus, se localiza en la isla más oriental de la ciudad, Recife Antigo. Se caracteriza pos su suelo empedrado, palmeras y antiguos edificios de estilo portugués y neerlandés de colores pastel.
Durante la ocupación neerlandesa, se le llamó la "calle de los judíos" (posteriormente se trasladarían a Nueva York). En 1630 esta comunidad fundó la Kahal Zur Israel, la sinagoga más antigua de América, y que aún se conserva.
Rua do Bom Jesus es sede de oficinas gubernamentales. Ahí mismo se localizan algunas cafeterías, restaurantes y tiendas de artesanías.
5. Calles de Dumbo, Nueva York
Dumbo es el acrónimo de Down Under the Manhattan Bridge Overpass (debajo del puente de Manhattan), y es un pequeño barrio en el distrito de Brooklyn, en Nueva York, a orillas del río Este, ‘entre’ los puentes Manhattan y Brooklyn.
De calles empedradas y edificios de ladrillos rojos de finales del siglo XIX, desde 2007 es considerado un distrito histórico por la Comisión para la Preservación de Monumentos Históricos de Nueva York (LPC).
Es una zona principalmente residencial, aunque hay varios cafés y restaurantes de especialidades internacionales.
Su punto más atractivo está en la intersección de las calles Water y Washington, con un bonito spot fotográfico, teniendo de fondo un par de pilares del puente de Manhattan y, a los costados, los simétricos edificios del barrio.
4. Calles de Águeda, Portugal
Águeda es una pequeña ciudad del distrito de Aveiro, Portugal. De unos 50,000 habitantes, su historia se remonta al año 370 a.C., cuando celtas y griegos ocuparon este sitio.
En la Edad Media se convirtió en un importante punto de apoyo en el Camino de Santiago, por lo que se construyeron varias iglesias y monasterios.
En sus calles serpenteantes verás casitas coloniales multicolores que contrastan con algunos edificios más modernos. Sin duda, es una ciudad pintoresca, que despertó aún mayor interés turístico en 2012, gracias a la iniciativa Umbrella Sky Project.
Este proyecto fue impulsado por el colectivo de artistas Impactplan, con motivo del festival de arte urbano AgitÁgueda, un evento anual (en verano) que reúne varias instalaciones artísticas en las calles, entre las que destacan algunos murales y los ‘cielos de sombrillas’, su principal atractivo.
Las sombrillas están repartidas por el centro de la ciudad, brindando bonitos spots fotográficos.
3. Calles de Setenil de las Bodegas, España
La oración latina 'septem nihil' se traduce como ‘7 veces nada’ y es el origen del nombre de Setenil de las Bodegas, debido a que fue sitiada en 7 ocasiones (sin éxito) por los reyes católicos, buscando reconquistarla del reino nazarí, hecho que sucedió hasta el octavo ataque, en 1484.
Setenil de las Bodegas se sitúa entre Málaga y Sevilla, precisamente en la Sierra de Cádiz. El pueblito, de apenas unos 3,000 habitantes, es atravesado por el río Trejo, el Guadalporcún y otros arroyos menores que han erosionado las rocas, creando cuevas, cañones, tajos y formaciones rocosas que, por cierto, los habitantes han sabido utilizar para construir sus casas.
Las laderas de la montaña están repletas de casas blancas con techos de teja roja (parecidas a las de Taxco) y de estilo mudéjar. A la sombra de estas formaciones también está el imponente Castillo de Setenil, construido por los nazaríes en el siglo XIII.
Incluso, en algunos recovecos debajo de los acantilados y a un costado del río, se han edificado casitas que albergan bares, restaurantes y tabernas.
Calles estrechísimas como Cuevas del Sol o Cuevas de la Sombra son alucinantes, pues las rocas gigantes sirven como paredes y techos de las casas, incluso hasta de los mismos andadores.
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2. Brunngasse, Brienz
Rodeado de un bello paisaje alpino con montañas escarpadas, tupidos bosques y un lago de color turquesa, el pequeñísimo pueblo de Brienz, en Suiza, presume una de las calles más bonitas del mundo: Brunngasse.
Los chalets de madera destacan en la arquitectura local. Y en este pequeñísimo callejón empedrado, podrás ver algunas de estas construcciones que datan del siglo XVIII, decoradas con macetas de geranios multicolores y esculturas de madera tallada, el principal oficio de los locales y una de sus tradiciones más emblemáticas.
Su belleza arquitectónica se complementa con la naturaleza, pues al final de la calle se llega a la ribera de un lago, con vistas a las montañas.
1. Calles de Colmar, Francia
No es una, sino varias calles las que son consideradas como las más bonitas del mundo, según Architecture Digest. Hablamos de los callejones del casco antiguo de Colmar, una ciudad pequeña al noreste de Francia, muy cerca de la frontera con Alemania y Suiza.
Se le llama la ‘Pequeña Venecia’, debido a los canales del río La Lauch que atraviesa el centro de la ciudad. Y, si bien dijimos que está en Francia, lo cierto es que se parece más a un pueblo alemán, con casas de colores e iglesias de estilo gótico, muchas de estas construidas en el medievo.
Se dice que el pueblo de la Bella y la Bestia está inspirado en Colmar, pues parece sacado de un cuento.
En sus callejuelas adoquinadas y plazoletas con fuentes podrás encontrar variedad de cafeterías, restaurantes (algunos con terrazas flotantes sobre el río) y mercaditos.
Los imperdibles de este lugar: el Museo Unterlinden en un exconvento de monjas dominicas del siglo XIII (alberga el impresionante altar de Isenheim); la Colegiata de San Martín, templo gótico construido en 1365; la Casa de las Cabezas, decorada con figurillas y 111 cabezas humanas talladas en la roca; y la Casa Pfister, la primera de estilo renacentista con galerías de madera, torres y murales.
Como dato curioso, Frédéric Auguste Bartholdi, el escultor de la Estatua de la Libertad, nació en Colmar.
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