Tigres sufrió, pero sólo por unos minutos, porque cuando apretó el acelerador, cuando quiso puso las cosas en su lugar y terminó derrotando con claridad al Cincinnati FC (3-1) para avanzar a los cuartos de final de la Copa de Campeones de la Concacaf con un global de 4-2.
Juego que, de inicio, el propio equipo norteño se lo hizo difícil, y más cuando a los 18 minutos, Evander puso en ventaja al equipo estadounidense, lo que hizo que Guido Pizarro, novel técnico felino comenzara a preocuparse.
Y más cuando los minutos pasaban y su equipo no reaccionaba.
Tuvo que llegar el descanso para que el cuadro norteño acomodara sus ideas y se notara la mano del entrenador, quien hizo ingresar a Ozziel Herrera por un intrascendente Marcelo Flores, y de inmediato el canterano del Atlas dio resultados.
Centro por la izquierda, justo al movimiento de Herrera quien remató con la cabeza para romper el cerco del cuadro de la Major League Soccer (63’), que simplemente se derrumbó.
El mismo técnico Pizarro olvidó que ya no es jugador y se fue corriendo a un tiro de esquina a festejar como si fuera un elemento de cancha más.
La asistencia del gol del empate fue de Juan Brunetta quien se soltó el pelo y comenzó a jugar con magia, lo que mostró en el segundo gol, en jugada que armó con Fernando Gorriarán y definió de forma fabulosa con tiro de fuera del área (68’).
Tigres tenía el partido en la bolsa, pero otro gol no sobraba y este llegó con un certero cabezazo de Nicolás Ibáñez (71’), quien poco a poco vuelve a recobrar ritmo goleador.
Y todo volvió a la normalidad. Tigres demostró su pegada y su superioridad manifiesta frente al Cincinnati FC que evidenció pocas ideas y baja forma física.
El Tigres del profe Guido Pizarro sigue con vida y se verá en la siguiente ronda con el ganador de la serie entre el LA Galaxy estadounidense y el Herediano de Costa Rica.