“Un deporte sin violencia no es un lujo, es una necesidad”. Esa es una certeza que guarda Tamara Vega, quien fue pentatleta olímpica en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. De ahí que, en ella, naciera el deseo de crear espacios seguros para prevenir y combatir las prácticas que, a lo largo de los años, han dañado al entorno de los atletas.
“A pesar de que lo amo profundamente y sacó en mí grandes versiones, también sacó mis peores. Sacó en mí la necesidad de resolver tantas cosas que no se han resuelto en el deporte: Violencia, abuso, discriminación, nepotismo”, aseveró, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes.
Tamara vivió en primera persona la normalización de la violencia de género, de esa estructura que ansía reconstruir desde abajo, por lo que —junto con su Fundación (así como embajadora en el Comité Olímpico Mexicano)— quiere crear un enlace para que cada deportista conozca sus derechos.
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¿El primer obstáculo con el que se ha enfrentado? La desinformación, ya que es común que tanto atletas, como cuerpo técnico, desconozcan sus garantías.
“Mi trabajo como Fundación es ser meramente un canal con los atletas. El Comité Olímpico Mexicano nos ha abierto las puertas. Estamos trabajando muy de la mano. Hoy en día, tanto el Comité como la Conade, siento que tienen una gran apertura en pro de los atletas”, explicó.
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La lucha de Tamara resiste, así como la de las mujeres que se han acercado a la Fundación Tamara Vega para recibir acompañamiento. Y no sólo esto, también está trabajando con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para prevenir el lavado de activos y la trata de personas.
“Obviamente, llevamos casos que ya van muy avanzados, que ya se han denunciado”, finalizó.