Pasaron 11 minutos para que el Estadio Olímpico Universitario vibrara. Y no fue un gol cualquiera. Sergio Ramos, fiel a su estilo, se elevó con su cabeza para inaugurar el festín de goles en el partido.

Con un tiro de esquina perfectamente ejecutado, el defensor español le ganó la marca a Willer Ditta. El colombiano intentó frenarlo, pero la rapidez y la astucia de Ramos, que sabe perfectamente cómo distraer a sus rivales, fueron más que suficientes para deshacerse de la marca.

Ramos saltó y, con un cabezazo certero, venció a Kevin Mier. Mientras él se dirigía hacia la bandera de esquina para celebrar a su manera, los aficionados y jugadores de Cruz Azul se quedaron mirando, casi como espectadores, viendo el espectáculo que acababa de ofrecer el español.

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Este es su segundo gol en el futbol mexicano. Ya había marcado su primer tanto contra San Luis, y esta vez, en el corazón de CU, repitió la dosis. Con este gol, Sergio Ramos deja claro que su presencia en la Liga MX no es solo para pasear, sino para ser un líder y motivador para los regios.

Minutos después, Nacho Rivero, el capitán de Cruz Azul, empató el partido. El gol le dio vida a su equipo y a Vicente Sánchez, que estaba más preocupado que nunca, viendo el rumbo del partido con un semblante nervioso.

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Este no es el primer gol de Ramos a Cruz Azul. El defensor español ya había dejado su huella sobre la “Máquina” antes. Fue en 2014, en las semifinales del Mundial de Clubes, cuando aún jugaba para el Real Madrid. En esa ocasión, anotó también en los primeros minutos del partido, y su gol abrió la puerta a una goleada 4-0 que dejó a la Máquina sin respuesta.

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