El Estadio Jalisco vibró con un partido que tuvo de todo: goles tempraneros, conatos de bronca, una expulsión y un empate agónico que enmudeció a los aficionados rojinegros. Atlas y Santos Laguna, ambos urgidos de puntos tras un Apertura 2025 complicado, terminaron repartiéndose un 2-2 que supo a poco para los Zorros y a gloria para los laguneros.
El encuentro arrancó como si los jugadores hubieran desayunado bastantes dosis de cafeína. Apenas al minuto 3, Jonathan Pérez cabeceó un centro desde el tiro de esquina para poner a Santos 1-0 arriba, silenciando momentáneamente a la afición tapatía.
Pero Atlas, lejos de achicarse, respondió con velocidad: al 5’, Matías Cóccaro empató con un derechazo tras un pase de Gustavo del Prete. Y como si el partido quisiera romper el récord de goles más rápidos, Diego González sacó un zurdazo desde fuera del área al 7’ para darle la ventaja a los Zorros, 2-1.
¡Siete minutos, tres goles! Ni el más optimista en las gradas del Jalisco esperaba tal arranque. El primer tiempo fue un vaivén de emociones. Santos, con su estilo aguerrido, buscaba el empate con disparos de Bruno Barticciotto y Javier Güémez, pero Camilo Vargas, el guardián rojinegro, se puso el traje de héroe.
Atlas, por su parte, tuvo chances con Gustavo Ferrareis, quien obligó a Carlos Acevedo a lucirse bajo los tres palos. Sin embargo, la intensidad derivó en al menos tres conatos de bronca, con empujones y miradas fulminantes que pusieron el picante al partido.
Pero el punto de quiebre llegó al 69’, cuando Matías Cóccaro, el héroe del primer gol, se convirtió en villano: una entrada violenta le valió una roja dejando a Atlas con diez hombres.
Santos olió sangre y se lanzó al ataque. Los minutos finales fueron un monólogo lagunero: disparos bloqueados, corners y un Camilo Vargas que parecía multiplicarse. Sin embargo, en el 90’+1, cuando los aficionados rojinegros ya cantaban victoria, apareció Alberto Ocejo. El recién ingresado conectó un disparo silenciando el Jalisco y poniendo el 2-2 definitivo.