Después de los escandalosos actos de violencia ocurridos el pasado 20 de agosto en el duelo de octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y la Universidad de Chile, la CONMEBOL determinó este jueves que el conjunto argentino será expulsado del torneo y el club chileno avanzará a los cuartos de final, donde enfrentará a Alianza Lima.

El organismo sudamericano, sancionó con una multa económica de 250 mil dólares a Independiente y con una de 270 mil dólares a la U. Además, ambos equipos deberán jugar siete partidos de local a puertas cerradas y siete como visitante sin la presencia de sus aficionados.

Después de que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, declarara que debía haber sanciones ejemplares, la CONMEBOL barajó distintas opciones a tomar como resolución; una de ellas, era jugar el partido a puertas cerradas en territorio neutral, para terminar el partido que, al momento de la suspensión, iba empatado 1-1 con balance favorable para la Universidad de Chile que ganó la ida 1-0.

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Esa noche, en el estadio Libertadores de América - Ricardo Enrique Bochini, los aficionados chilenos empezaron el conato de bronca destrozando las instalaciones de los Diablos Rojos, lanzando palos, butacas y restos de inodoros arrancados de los baños ubicados en la zona visitante. Minutos más tarde, después de esperar en los pasillos a la barra brava del conjunto local, se produjo el ataque brutal por parte de los hinchas de Independiente, que forzaron el lanzamiento al vacío de algunos fanáticos chilenos, mientras otros eran ferozmente agredidos en las gradas.

A través de un mensaje en redes sociales, Independiente repudió la decisión de CONMEBOL con el siguiente mensaje: "Perdió el futbol, ganaron los violentos".

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Por su parte, la Universidad de Chile a través de su principal propietario, Michael Clark, publicó un video con el siguiente mensaje: "Si bien creemos que se ha hecho justicia en lo deportivo al darse por ganador a la Universidad de Chile, no podemos estar tranquilos con la sanción de jugar siete partidos sin público como locales. Sentimos que darnos como ganadores era lo que correspondía luego de que el partido no pudo terminar de jugarse por una barbarie donde de milagro no hubo muertos y que se produjo por culpa de la mala organización del club organizador y la falta de garantías entregadas por las autoridades locales".

Además, agregó que "lamentamos que este fallo afecte a nuestro público local que ha tenido un comportamiento ejemplar en los partidos de Libertadores y Sudamericanas (...) el mal comportamiento de unos delincuentes ha generado un enorme problema para nuestros seguidores".

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