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El nombre de Juan Manuel Celaya Hernández ya forma parte de la historia del deporte mexicano, gracias a la medalla de plata en el trampolín tres metros sincronizados obtenida (junto a Osmar Olvera) en París 2024, aunque existió la posibilidad de que no fuera así.
“Fueron difíciles estos tres años. Llegué al punto de no saber si seguir en los clavados. Pensé en retirarme, veía muy lejos ir a los Juegos Olímpicos”, recordó el clavadista, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
Celaya contó que en el ciclo pasado, sumado a la problemática por la falta de apoyo económico, “no clasifiqué a Juegos Centroamericanos, Panamericanos, quedé muy lejos de las medallas en un Campeonato del Mundo”, resultados que lo ponían dubitativo repecto a participar en la justa, pero valió la pena.
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“Son increíbles las vueltas que da la vida, seguir aferrado a tu sueño y no dejar que nada se interponga. Me marcó seguir adelante, aunque hubiera una mínima oportunidad de ir a los Juegos Olímpicos”, puntualizó el norteño.
Además, “en el ámbito personal me pasaron muchas cosas más que me hicieron preguntarme ¿qué estás haciendo?, ¿dónde estás?”, por lo que Juan recurrió al apoyo de su mamá y un psicólogo para trabajar el aspecto mental.
“Fue simplemente acomodar las ideas. Poco a poco me inyecté de confianza y, cuando llegué al equipo de Ma Jin, sentí que ya estaba trabajando con un propósito, traía la mentalidad de hambre”, dijo.
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Este hecho le favoreció para conquistar el selectivo interno, donde “de las 24 competencias gané 23” y fue el elegido para saltar en París junto a Olvera, con quien “me metí el chip de que los chinos no son invencibles”, así que se plantearon un único objetivo. “Desde un principio, yo quería traerme una medalla y que él se trajera dos preseas”, subrayó.
Con la plata colgada, el clavadista entendió que hay que ser “pacientes y resilientes, todo se acomoda en el momento que tiene que ser”, como le ocurrió.
