es una condición que se explica así: “Exceso de andrógenos u hormonas sexuales masculinas en la sangre de una mujer”. Un ser humano puede nacer con esta característica.

Esto ha provocado que algunos señalen a la boxeadora argelina Imane Khelif y a la de China Taipéi Lin Yu-tang, quienes viven con esta condición, al considerar que no pueden practicar un deporte contra contrincantes de su mismo género.

Si dejamos los términos médicos de lado, “veremos que esto no es más que un caso de discriminación de género y racial”, menciona la doctora Maribel L. Ledezma, socióloga y especialista en estudios de género.

Para ella, el caso de las deportistas que tienen hiperandrogenismo es algo que ha servido para maltratar a las mujeres a lo largo de los años y restarles méritos.

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“Estas pruebas de sexo se han hecho desde los años 30, y ni antes ni ahora eran concluyentes. En los 30, las mujeres tenían que mostrar sus genitales si querían competir, una humillación. Actualmente, con otro tipo de pruebas, se ha comprobado que muchas mujeres también tienen testosterona y son eso, mujeres legalmente constituidas y reconocidas por la ley”, sentencia.

Es un mito que “las mujeres con altos niveles de testosterona sean más fuertes, que tengan más músculo. La fuerza y el músculo no se generan por arte de magia, se obtienen con base en entrenamiento”.

Tanto la boxeadora argelina Imane Khelif como Lin Yu-tang de China Taipéi, no es la primera vez que participan en competencias internacionales: “Han perdido con otras mujeres. Entonces ¿dónde está la ventaja? En todo caso, que en el basquetbol no compitan los que son muy altos, que todos tengan la misma estatura”.

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