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Cruz Azul está en crisis, una crisis profunda en la que no se ve la luz y muchos señalan como responsables a los refuerzos que vienen de fuera, a los extranjeros que han llegado como solución y se han vuelto un problema.
Una cosa es segura, no es fácil triunfar en Cruz Azul, y menos si se viene de fuera: “Cuando estás en un grande, todo lo bueno que hagas se magnifica, y lo malo te puede dañar”, señala Héctor Adomaitis, uno de los foráneos que hicieron historia en el equipo cementero.
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Cruz Azul tiene como “No formado en México” al paraguayo Juan Escobar, los colombianos Willer Ditta, Diber Cambindo y Kevin Castaño, al argentino Carlos Rotondi, el brasileño Marcelo y los uruguayos Ignacio Riveros y Christian Tabó. Con el equipo en el último lugar, es necesario que aparezcan, como apareció el Ruso en su época siendo clave para lograr el campeonato del Invierno 1997. “Si te contratan es porque te vieron algo, condiciones que dicen eres bueno. Que deben darte tiempo, sí, a mí me costó adaptarme a jugar en la humedad de Veracruz o el frío de Monterrey, la altura de Toluca, pero en un grande —reitera— la paciencia es poca, a los dos o tres juegos te dicen que des resultados, porque para eso te trajeron”.
Adomaitis llegó a México a jugar en Santos Laguna en 1993 y fue campeón, se fue a Cruz Azul en 1997 y también levantó el título.
El argentino indicó que los locales son muy importantes para lograr que quien viene de fuera rinda: “Hay que entender que el extranjero viene a ayudar, no a quitar puestos y el que está de local debe ayudar a buscar el entrenamiento, con los colegios, a moverte en la ciudad. Carlos Hermosillo me ayudó mucho”.
Pero el foráneo, y más en un grande como Cruz Azul,, “debe tomar en serio la oportunidad, ser responsable. Valorar dónde estás. Hay que ser profesional, así tarde o temprano los resultados van a llegar”.
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