A pesar de que ya tenía 35 años, en la mente de Gerardo Galindo el retiro todavía parecía lejano; sin embargo, como él mismo lo dice, “tú haces planes y no sabes qué va a ocurrir el día de mañana”.
En 2013, el volante mexicano tuvo que colgar los botines, después de haber recibido el golpe más “difícil y fuerte” a lo largo de sus 15 años de trayectoria como profesional.
El Gerry fue diagnosticado con cáncer en la laringe y con un nódulo en la garganta.
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“En la vida, te enfrentas a muchos problemas, pero a uno tan grande... No lo veía venir. La verdad, fue duro y difícil, porque no lo esperas. Ya tenía estructurada mi vida; sin embargo, tuve que poner una pausa para enfocarme al 100% en mi recuperación, [pero] lo tomo como una experiencia que me ha hecho crecer en muchos sentidos”, compartió, en plática con EL UNIVERSAL Deportes.
El canterano de Pumas compartió que debió afrontar la “complicada situación” que vivió con la mejor “mentalidad y actitud” posible.
“Si hay que sobreponerse en la vida a problemas, para mí lo más importante es con mucho ánimo y con muchas ganas de seguir trascendiendo. Doy gracias a Dios por esta prueba, porque me ha hecho disfrutar más la vida. Me despierto todos los días con una muy buena actitud para salir adelante y seguir mejorando en todos los aspectos”, manifestó Galindo.
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Como jugador, el Gerry conquistó tres títulos de Liga y un Campeón de Campeones; sin embargo, el resultado más valioso lo consiguió fuera del terreno de juego.
“Hace dos años, me dieron de alta definitivamente. Confié en la medicina, en los doctores y en Dios, y todo funcionó”, dijo.