Tras 42 años de carrera, El se despide de la lucha libre, con un legado que honra la memoria de su padre: El Santo. Conmovido por la nostalgia, el vástago del Enmascarado de Plata expresó su satisfacción por la manera en que ha dado brillo a su herencia, lo que —desde su perspectiva— llenaría de orgullo a su progenitor.

“Sé que está muy orgulloso de lo que su hijo logró”, dijo, en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes, recordando la confianza que su padre depositó en él para continuar su legado. “No le fallé, nunca he arrastrado su nombre; al contrario, lo he enaltecido y no nada más dentro del ambiente de la lucha”.

El portador del único Campeonato de Lucha Libre avalado por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) recordó algunos de los momentos con su padre, desde la niñez hasta su carrera en el pancracio, destacando su calidad como persona. “Yo conocí a un hombre íntegro como ser humano y como deportista, que cuidó su incógnita, que cuidó su personaje y lo defendió a capa y espada”, presumió.

Pero ¿qué le diría El Hijo del Santo a su padre si pudiera tenerlo enfrente?: “En primer lugar, darle las gracias por ser mi padre, por traerme al mundo con mi mamá, por darme una niñez feliz”, confesó. “Le diría gracias por darme la oportunidad de seguir con tu legado, por confiar en mí. Imagínate, el Santo es un monstruo, entonces que él dijera ‘sí, yo confío en ti’... Pues le diría gracias por esta oportunidad”.

Y con una sonrisa, recordó cómo le besaba la mano a su padre, ya que no le gustaba que le dieran besos en la cara: “Ahorita, lo agarraría, le daría nalgadas y [le diría] ahí: ‘Cállese, señor’ [risas]”.

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