es para muchos el mejor jugador de futbol de la historia y además, un gran personaje fuera de las canchas. Polémico y controversial, divertido y carismático, el campeón del mundo en México 1986 vivió mil vidas en una y para aprovechar la semana del Masters de Augusta, vale la pena recordar una faceta por muchos desconocida del astro argentino: su obsesión con el golf.

Germán Calle Jr., empresario de golf colombiano, reveló en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes los detalles de cómo era ser profesor de una leyenda como Maradona y cómo logró convertir el golf en su gran pasión fuera del futbol.

Lee también

"Yo vivía en Panamá y Diego estaba en Cuba, antes de trabajar para el club de golf de Panamá yo trabajaba en Summit Rainforest & Golf Resort. Ellos me llamaron y me dijeron que estaba Diego Armando Maradona. Cuando subí me dijo 'profe, ¿me das una clase?'. Diego conmigo se portó extremadamente bien. Le di una clase y empezó a pegar, jugamos nueve hoyos y después él cuando se regresaba a Cuba venía cada fin de semana y jugaba golf viernes, sábado y domingo" compartió Calle Jr.

En medio de la rehabilitación por su adicción a las drogas, Germán recuerda que Maradona "estaba muy gordo, se tomaba 20 gatorades al día pero era un enfermo, el golf se le volvió una enfermedad y disfrutó mucho. Tuve una gran amistad con él y pocos días antes de morirse me mandó un video diciendo que quería verme y volver a jugar golf. Jugué con Michael Jordan, el presidente (Bill) Clinton, el golf me ha dado mucho" agregó con una sonrisa en el rostro.

Lee también

Al ser cuestionado sobre el talento de Diego en el campo de golf, su profesor confesó que "nunca vi a alguien con una coordinación visomanual tan impresionante como la que él tenía. Era muy gordo, no jugaba muy bien, le pegaba a veces bien pero él agarraba la bola y con un muchacho que siempre lo acompañaba le decía 'tirala pibe' y él la tiraba hacia arriba y ponía el pie izquierdo y le quedaba la bola como si estuviera pegada".

"Le pegaba, alto, bajito, a rodar... el swing largo no le paraba bolas, hacía el swing como quería y ahí le pegaba y le pegaba y lo disfrutaba. Era hándicap 18 pero no le importaba, nunca contaba, era más lo que el sentía y lo que se le volvió el golf como una obsesión por jugar y volver a jugar. Jugaba casi 36 hoyos diarios cuando jugaba con nosotros y era impresionante, era un enfermo del golf" revela Calle.

Germán, además de ser profesor y promotor de talentos como Camilo Villegas o Sebastián Muñoz, tuvo en el histórico jugador de Boca Juniors, Barcelona o Napoli, entre otros, a uno de sus alumnos más destacados, o por lo menos, el más especial, alguien externo al deporte y que terminó completamente enamorado del golf.

"Yo creo que él antes no jugaba, ahí fue donde él empezó con esa locura. En Colombia me mandó a buscar con la Federación de Alto Rendimiento, me dijo que quería una clase y lo llevé a jugar a HatoGrande y la gente se enloquecía, salían de todas partes, lo seguían. Jugamos 9 hoyos y fue la última vez que compartí con él" concluyó.

Lee también

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

Comentarios