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El filósofo alemán Friedrich Hegel aseguró que “nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión”, y Amelia Valverde, nacida en San Ramón, en la provincia de Alajuela, a 63 kilómetros de la capital de Costa Rica, es la protagonista de una historia de superación única en el futbol femenil, donde pasó de estudiar Educación Física y lavar uniformes, a dirigir a su selección, ser bicampeona con las Rayadas y ganar un Balón de Oro a mejor entrenadora de la Liga MX.
El camino a la gloria no está repleto de rosas y la estratega de 38 años, quien clasificó a Costa Rica por primera vez a la Copa Mundial Femenil en 2015 y ganó medallas de oro y bronce en Juegos Centroamericanos, así como un bronce en los Panamericanos de Lima en 2019, es la prueba viviente.
“En mi país, la Liga es amateur y en 2011, cuando fui entrenadora de un club, la estructura no estaba tan fortalecida como hoy. Teníamos solamente dos veces por semana la cancha para entrenar. En el staff, éramos tres personas y una era jugadora”, recordó.
Segura de que todas las cosas que vivió la hicieron crecer como persona y profesional, al punto de llegar a un club como el Monterrey, la entrenadora costarricense señala que “de las cosas muy pequeñas se llega a las cosas más grandes y pasé de ser la encargada de hacer meriendas, lavar los uniformes, entrenar con muy poco espacio, tener los mismos balones de partido y entrenamiento... Había un río a la par de la cancha y, si se iba el balón, teníamos que ver qué hacíamos, pero se tenía que recuperar”.
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