La difusión de la obra de y también la lucha contra la falsificación y el mal uso de su nombre son causas en las que trabajan los hijos del artista colombiano fallecido en Mónaco el pasado 15 de septiembre.

Cuatro días después del deceso del pintor y escultor colombiano, sus hijos (Fernando, Lina y Juan Carlos Botero Zea) publicaron un comunicado donde anunciaron que iban a trabajar juntos para preservar la colección, realizar exposiciones y, enfatizaron, emprender un trabajo contra la falsificación y mal uso del nombre del pintor.

En entrevista telefónica desde Madrid, explica que este trabajo incluirá la creación de un comité de expertos que pueda certificar la autenticidad de las obras, la conclusión del catálogo razonado del trabajo del artista y la creación de una fundación que lleve su nombre.

Botero Zea dice que en 2024 se anunciará el calendario de exposiciones; a raíz de que el artista estuvo enfermo en los últimos años, quedaron represadas solicitudes de muestras en Europa, Medio y Lejano Oriente, así como en Estados Unidos. En el siguiente año también se publicarán libros —Cien obras de Fernando Botero y Fernando Botero en China, que aparecerán bajo el sello Editorial Estilo México.

Nacido en Colombia en 1932, Botero fue uno de los artistas latinoamericanos más reconocidos; en vida alcanzó récords de venta de sus obras: su escultura Hombre a caballo fue vendida en 2022 por 4.3 millones de dólares en Christie’s; y hace unos días, el 9 de noviembre, su pintura Los músicos se subastó en 5.1 mdd, también en Christie’s.

En Plaza Botero, en Medellín, hay vendedores de copias miniaturas de la obra del artista, pero es gente a la que la familia no busca perjudicar, ya que son un sector informal que no pretende engañar a los compradores. Foto: Sonia Sierra
En Plaza Botero, en Medellín, hay vendedores de copias miniaturas de la obra del artista, pero es gente a la que la familia no busca perjudicar, ya que son un sector informal que no pretende engañar a los compradores. Foto: Sonia Sierra

¿Qué han encontrado ustedes en el tema de la falsificación de la obra de su padre?

Hemos encontrado que hay personas inescrupulosas que falsifican la obra: esculturas, pinturas, dibujos; es un problema que afecta a todos los artistas destacados en el mundo, no es un problema propio de Botero. Pero hemos tomado la decisión de invertir un esfuerzo muy grande y recursos financieros importantes para hacer todo lo que la ley permite contra estas personas que operan lamentablemente en todo el mundo.

¿Cuál es la situación de falsificación de sus obras en México?

De México me mandan con frecuencia obras para que dé una opinión y, lamentablemente, en muchos casos, tengo que decir que son obra falsa. Sí hay una presencia importante en México de la labor criminal de los falsificadores y los estafadores. Y como hay un aprecio, una afición muy grande en México por la hora del maestro Botero, eso lo convierte en un objetivo para los falsificadores. Yo diría que México es de los países donde hay mayor reconocimiento por su obra.

¿Qué se falsifica más, la escultura o la pintura?

Creo que la escultura, curiosamente, porque encuentro que es más fácil tener una escultura real y sacar moldes o hacer una aproximación, que falsificar un cuadro porque la técnica de pintura del maestro Botero es muy refinada. Se ve muy fácilmente cuándo se trata de un cuadro falso; pero la escultura, como existe la posibilidad de hacer un molde, es más difícil detectarse.

¿Tienen un aproximado de las pérdidas que esto representa?

No me atrevería a dar una cifra, pero sé que el volumen de obra falsa, no sólo en México sino en el mundo, es importante y es algo que tienen en común el maestro Botero con artistas muy destacados del siglo XX, como Picasso, Miró, Bacon; he conversado con gente vinculada a las fundaciones de esos artistas y comentamos que es un flagelo terrible que afecta a los artistas más destacados.

Se habla de un mercado de falsos en China, ¿es el caso de las obras del maestro Botero?

Lamentablemente en China, Vietnam, Tailandia, en países asiáticos, hay organizaciones criminales que falsifican la obra, y por razones geográficas, de idioma, y legales —que las leyes de protección de la propiedad intelectual no son tan estrictas o efectivas como en Occidente— la lucha contra ese flagelo se ha dificultado más en el Oriente.

¿Qué acciones financieras específicas contemplan?

Utilizar firmas de abogados a nivel internacional que defiendan los derechos de autor y la propiedad intelectual; iniciar procesos legales contra individuos y empresas que están mal usando el nombre del maestro Botero y sacando obras falsas. Será un esfuerzo legal y, en algunos casos, policivo, cuando se cuente con la fuerza de la policía para cerrar comercios ilícitos.

¿Y desde las legislaciones es posible esta persecución?

Hemos encontrado que la legislación más eficiente y adecuada tiende a estar en Europa, donde hay mayor defensa de la propiedad intelectual; y también en Estados Unidos. Donde menos coherente es el cuerpo legal es en Oriente; América Latina está como en la mitad, con una legislación adecuada a medias, pero que le falta mucho para tener la eficacia que se busca. Lamentablemente, en América Latina hay muchos problemas de inseguridad y criminalidad, y las fuerzas del Estado se ven asfixiadas por la cantidad de retos que están asumiendo; y la lucha contra la propiedad intelectual no siempre es una prioridad.

Ustedes hablan del mal uso del nombre, ¿esto qué abarca?

Hay usos no autorizados de la imagen y nombre para todo tipo de comercio ilícito, por ejemplo camisetas o cosas de esas. Es otro problema, aunque menos grave que el de los falsos. Mi padre nunca quiso autorizar su nombre para fines comerciales.

Pero en la Plaza Botero, en Medellín, hay familias y artesanos que tienen una economía con ventas de réplicas de la obra de Botero, ¿eso se frenará?

No hay intereses de perjudicar a personas humildes que están vendiendo pequeñas réplicas; ese no es el problema. No pretendemos afectar a esas personas del sector informal. Es, más bien, criminales que buscan engañar a la gente, porque cuando una persona está en la calle y le ofrecen una réplica de escultura de Botero que vale tres o cinco dólares, no hay una intención de engañar. El problema contra el cual estamos luchando es cuando te presentan una obra falsa pretendiendo que es buena, que es original. También hay una labor educativa, porque si una escultura, que vale, no sé, medio millón de dólares, y la ofrecen en 2 mil o 3 mil dólares, el comprador debe entender un poco la realidad del mercado y que se trata, evidentemente, de una obra falsa. Si alguien quiere invertir en arte se aconseja que acuda a galerías prestigiosas para que no esté a merced de personas inescrupulosas.

¿Hay una cifra aproximada de la obra del maestro? ¿quiénes harían el catálogo razonado?

Estamos empezando a desarrollarlo. Ya hay una parte, un catálogo razonado que cubre parte de los 80 y 90 (con alrededor de 2 mil obras); la idea es extenderlo hasta el presente, y de los años 80 para atrás.

¿Crearán una fundación?

Estamos en el trámite de crear una fundación para desarrollar los temas, la lucha contra los falsos, la organización de exposiciones, la certificación de obra, la labor filantrópica. Esto fue algo que nos pidió mi papá, encarecidamente, en su testamento, que continuáramos la labor filantrópica que era tan importante para él. Especificó un tema para él muy sensible: el hambre de los niños en Colombia. Él hizo un esfuerzo muy grande para crear comedores y alimentar a niños pobres de Colombia, lo hizo en forma anónima.

¿Qué series trabajaba el maestro en sus últimos años?

Más que temas, hablo de técnica, porque a partir de 2019 y 2020, por razones de salud, le costaba pintar al óleo; el médico le recomendó trabajar sentado y ahí volvió a una técnica que había hecho con muchísima pasión: la acuarela, y en formatos más pequeños; trató muchos temas, naturaleza muerta, toros, músicos, parejas en actividades cotidianas.

El maestro tenía varios estudios, ¿qué pasará con ellos?

Lo estamos evaluando; hay varios estudios importantes, el de Pietrasanta, el de Mónaco, el de Río Negro (cerca de Medellín) y el de París. Creo que el año entrante vamos a visitar algunos y a tomar una decisión.

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