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GUADALAJARA, JAL.- Gonzalo Celorio, Premio Cervantes 2025, quien mañana presentará su libro de memorias “Este montón de espejos rotos” (Tusquets Editores) en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, acompañado de Luis García Montero, aseguró que su proceso creativo siempre ha sido un proceso indagatorio. Dijo que hay muchas cosas que no sabe antes de ponerse a escribir y lo va descubriendo conforme la escritura va avanzando.
Al hablar del Premio y de su nueva novela ante medios de comunicación, el escritor y académico, citó lo que decía Maurice Blanchot, el gran teórico francés, quien señalaba que escribir una novela es como lanzarse al mar sin cera en los oídos y estar dispuesto a oír el canto de las sirenas. Y a él, en este proceso, va descubriendo muchas revelaciones que no tenía la menor idea que existieran antes de sentarse a escribir.
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“Yo tengo una novela que es, quizás, la más fuerte que he escrito se llama ‘Los apóstatas’, y en esta novela, yo, por el solo hecho de escribir la historia de un hermano mío, me di cuenta de algo de lo que yo no tenía la más leve noticia ni siquiera la sospecha. Me di cuenta de que este hermano mío había sido violado sistemáticamente por un pedófilo, y eso me destrozó la vida, pero lo pude descubrir gracias a la escritura porque una verdadera escritura no te deja mentir, por ficcional qué sea, se necesita que haya una consistencia y la literatura va revelando muchos aspectos”, afirmó Celorio.
El director de la Academia Mexicana de la Lengua, dijo que, en su última obra, “Ese montón de espejos rotos”, donde, “gracias a la escritura de estos fragmentos reconozco un poco mejor de lo que me conocía antes de escribir”.
Otra de sus vocaciones, además de la escritura, es la enseñanza. “Lo único que sí puedo decir y esto es realmente en serio. Es que yo he aprendido muchísimo de mis alumnos. Y he aprendido mucho de dar clases. Creo que la mejor manera de aprender, es enseñar”, afirmó esta mañana el autor de “Mentideros de la memoria” y “Retiemble en sus centros la tierra”.
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Celorio recordó que a la UNAM a dar clases al frente de la Cátedra Extraordinaria maestros del exilio español, en la Facultad de Filosofía y Letras, “yo en esa cátedra podía enseñar lo que se me pegara la gana y siempre decía: ‘¿a ver qué quiero yo aprender el próximo semestre?’ y armaba un programa en función de lo que quería aprender, pero lo que es verdaderamente maravilloso es que aprendí mucho de mis alumnos, y eso, a pesar de que ahora tenga. Esta edad y una salud un tanto deteriorada, me permitió ejercer una especie de vampirismo”.
Dijo que hoy en día ya no da clases, “He tenido que jubilarme porque no tengo ni voz ni la locomoción suficiente como para dar clases. Y, después de casi medio siglo, no quería seguir dando clases por vía telemática, porque no me gusta hacer eso”, afirmó el Premio Cervantes que esta tarde tiene una actividad más en la FIL de Guadalajara: la presentación de otro de sus libros “Mi amigo Hernán”, donde relata su amistad con su gran amigo, el escritor Hernán Lara Zavala, fallecido el pasado 15 de marzo.
melc
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