"Psicosis 4.48", última pieza de la dramaturga británica Sarah Kane —cuyas obras hiperviolentas, radicales y transgresoras representan un reto para quien se proponga llevarlas a escena— es fragmentaria y resulta difícil la descripción de su argumento, explica el director Diego Álvarez Robledo.
“Se puede dilucidar que trata de una mujer internada en un sanatorio. Una mujer que tiene agudos brotes psicóticos, cuadros depresivos y reflexiones en torno a los medicamentos que toma, lo que experimenta y las ideas que rondan su cabeza: la pérdida del deseo sexual y el gusto por vivir; la pérdida de la alegría y la capacidad de comunicación. Es una serie de cuadritos en los que la vemos atravesar los momentos previos a su suicidio. Tiene escenas donde su interlocutor es un doctor con el que ella genera una relación de amistad muy cercana, pero también tiene escenas que parece que son un monólogo interior, sólo palabras”, explica Álvarez Robledo, quien dirige la puesta en escena de dicha pieza en el Teatro La Capilla.
Desde la primera vez que el director entró en contacto con "Psicosis 4.48", cuando aún era estudiante, supo que estaba frente a un texto que algún día tendría que montar. “Me decía muchas cosas como creador y ser humano. De entrada, tengo interés en la obra de Sarah Kane, pero esta obra me importa particularmente por varias razones. La primera es que es un texto hecho en los días previos al suicidio de Kane, en medio de una depresión clínica aguda. Se ha dicho que escribió este texto mientras experimentaba brotes de psicosis”.
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De por sí —continúa— los textos de Kane tienen una estructura compleja y un uso de lenguaje que la distingue de toda la dramaturgia inglesa anterior. “Esta obra parece adentrarse, profundamente, en la mente y las vivencias que tuvo en uno de los momentos más fuertes de su vida”.
Como escritor, el suicidio es uno de los temas que ha rondado las obras que Álvarez Robledo ha dirigido y escrito.
“La altísima estadística del suicidio juvenil que se está experimentado a nivel mundial, ahora y sobre todo en la Ciudad de México, es un tema que me cimbra. Me parecía urgente montar un texto así, con un grupo de jóvenes que aludiera o se dirigiera directamente a entrar en la complejidad de este tema”.
El otro componente emocional que tocó al director a la hora de realizar este montaje ha sido el deceso de gente cercana. “Hablar del suicidio y del suicida, normalmente lleva un juicio porque es anormal buscar la muerte; eso es lo que yo quería desmitificar: un suicida no es una persona anormal y no es necesariamente alguien que está atravesando una depresión. Eso es lo que creo: hay gente que quiere compañía y quiere ser curada; hay gente que sólo quiere ser escuchada, y hay quienes desean que se respete su voluntad, aunque sea el tabú de no seguir viviendo. En ciertos sentidos y aspectos, es completamente respetable y humano también”, concluye y cita el inicio de El mito de Sísifo, de Albert Camus: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio”.
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En escena están Abril Cuentos, Roberto Blancarte, Sebastián Cevallos, Fátima Méndez, César Tapia, Alexander Castro, Melissa Alexandra, Katia Celada y Jaime Enrique Orozco Yapor.
La obra puede verse hasta el próximo 2 de junio, los domingos, a las 18:00 horas.