Reconocida con galardones como el del Concurso de Canto Carlo Morelli, la Medalla Alfonso Ortiz Tirado y la Medalla Mozart, y con la experiencia de haberse presentado en el Royal Albert Hall de Londres y el Hollywood Bowl de Los Ángeles, California, dos recintos entre una larga lista que abarca países como Francia, España, Portugal, Japón, Alemania y, por supuesto, México, la mezzosoprano María Luisa Tamez (Ciudad de México, 1958) recibirá la Medalla Bellas Artes en Música 2025 hoy, al mediodía, en el Palacio de Bellas Artes por sus más de 40 años de trayectoria.
¿Cómo se siente con el anuncio de la medalla?
Me siento flotando en las nubes. Afortunadamente he sido muy bendecida con el reconocimiento de los críticos, de los periodistas y de varias instituciones. Me dieron la Medalla Ortiz Tirado, que es una de las más importantes en el gremio del canto, me dieron el premio de la Unión de Cronistas de Teatro y Música, dos veces me premiaron, me dieron el Nacional de la Juventud y el Premio Nacional a la Mujer.
Sin embargo, yo he trabajado toda mi vida en Bellas Artes y yo crecí en Bellas Artes porque mi mamá era cantante y mi papá también. Mi mamá, Luz María Tamez, trabajó en el Coro de la Ópera y en el Coro del Ballet Folklórico. Entonces, yo crecí en el Palacio. No hay ningún rinconcito del Palacio de Bellas Artes que no conozca. Me sé todas las entradas, las salidas y no hay un rincón del escenario en donde no haya cantado. He cantado en los palcos primeros, palcos segundos, palcos terceros. Yo creo que recibir un premio del INBAL es el mayor anhelo de cualquier cantante y me siento inmensamente agradecida con la vida, con la maestra Alejandra de la Paz y todas las personas que hicieron posible este premio, porque hay varios involucrados, no es por dedazo. Hay un comité, un jurado que decide cada año a quién dedicarle esta medalla y tuvieron a bien dedicármela. Me siento honradísima, muy honrada por tener esta presea.
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Usted es hija de artistas, ¿de qué forma cambia su percepción respecto a lo que significa la educación artística?
Cuando un niño crece en medio del arte, se desarrolla una sensibilidad superior porque no sólo aprende del ejemplo de sus padres, sino que se vuelve uno más sensible. Le afectan las cosas de una manera diferente, ve uno el mundo de una manera diferente, a sus colegas, a la humanidad, a los animales. Todo cambia cuando a un niño se le expone a la música desde pequeño. Ya sea que tenga o no tenga la vocación para dedicarse a la música, yo considero que lo vuelve un mejor ser humano.
¿Cuál es su opinión de la educación artística en México?
No quiero herir susceptibilidades. El maestro Luis Herrera de la Fuente me dijo, en una plática muy profunda que tuvimos acerca de sus composiciones, que los conservatorios y las escuelas de música han fracasado porque no enseñan música. Sí, la teoría es importante; sí, la técnica es importante, pero la música es otra cosa. A veces, sin criticar a tal o cual institución, se concentran demasiado en el aspecto teórico y se olvidan de la parte lúdica, de la parte espiritual, de la parte artística e interpretativa.
Pero esto es una cuestión en general. Mi esposo y yo vivimos mucho tiempo en Filadelfia, y fue maestro de Temple University, que es una de las universidades más importantes de Filadelfia, de Curtis Institute of Music y de Academy of Vocal Arts. A él llegaban chicos que ya tenían maestrías, licenciaturas y doctorados, y que no habían tenido la experiencia de pisar un escenario. Yo creo que todos los cantantes deberían de tener la experiencia de pisar un escenario.
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También hay doctores que enseñan música sin haber tenido la experiencia como cantantes. Cuando se enseña desde el punto de vista de una persona que ha protagonizado tantas óperas, se tiene más facilidad y más cercanía con la realidad de un artista; cambia mucho la perspectiva de un maestro cuando ha pisado los teatros y habla del canto en primera persona que algún otro maestro teórico que no haya tenido esa experiencia. Es muy diferente la perspectiva de la música.
Usted ha visto gobiernos ir y venir, ¿qué cree que debería cambiar en el sistema?
Quisiera que se le dedicara más dinero, más presupuesto a la educación, a las artes y a la investigación porque en la juventud está el futuro. Los muchachos, por más que estudien, no tienen un lugar donde trabajar. Cuando yo empecé a estudiar, hacíamos de 12 a 16 funciones de ópera. Se hacían tres y cuatro elencos. Había trabajo para todos, pero también el arte tenía un presupuesto más grande. Eso sí es algo que se extraña. Y es algo que sufren ahora los jóvenes que salen de los conservatorios, de las escuelas de canto. Bien para ellos porque se van a Estados Unidos o Europa y triunfan. Pero el talento nacional se va. Es un poco lo que pasa con los pueblos fantasma, donde ya no hay nadie en el pueblo porque la gente se va a cruzar la frontera para buscar mejores oportunidades.
¿Es el mismo reto para creadores e instituciones?
Yo creo que la lucha de un político debería de ser y es buscar oportunidades, presupuestos y proyectos; apoyar a la juventud, pero apoyarla en que trabaje, apoyarla en su formación, y apostar por la educación y la investigación. Cuando se piensa en darle una mejor educación a la sociedad, esto reditúa en abundancia porque se logran profesionales de altísimo nivel con capacidad de competencia.
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Yo creo que pelear por mejorar las condiciones de vida, las condiciones de un gobierno, es también como un apostolado. Cuando uno quiere hacer las cosas bien es muy complicado, pero lo hace uno finalmente pensando en el prójimo, en la juventud, en el futuro.
Es importante buscar que aumenten el presupuesto de las artes, que haya más trabajo para los chicos, que no tengan que irse ni estar boteando en la calle, como se le dice, porque es una pena el desperdicio del talento. Quisiera que ese milagro se diera en este país, que se aprendiera a captar al talento de los jóvenes, pero invertir en educación, en investigación, en mejores escuelas y mejores maestros, y no hacer algunas cosas como las que están pasando. Eso de regalar dinero no me parece que sea muy saludable, en ningún sentido.
¿Por qué no es saludable?
No me parece saludable porque la gente se conforma y deja de trabajar. El tiempo de productividad de una persona se reduce al conformismo, a la flojera y estar esperando que lleguen las cosas gratis. Yo creo que todo desempeño, todo trabajo, es algo digno de seguir.
En otras entrevistas usted ha hablado sobre cómo la difusión internacional es un reto.
La verdad es que el talento mexicano es desbordante. El otro día venía escuchando un programa paralelo; eran científicos jovencitos de 17 a 21 años, con unos proyectos impresionantes. Pero era un programa del Instituto Politécnico Nacional y era precisamente el canal del Politécnico el que venía yo oyendo. Y dije: ¡Qué maravilla! Estas son cosas que genera el Politécnico y que le dan énfasis y apoyo a quienes ellos mismos forman. Entonces, ¿de qué sirve que haya talento si no hay un impulso a que salgan a ferias internacionales, a que se expongan a nivel mundial y puedan poner en práctica todo ese conocimiento y esa genialidad
En esta entrevista está implícito que es un reto vivir del arte. En su caso, ¿qué fue favorable?
No parar de trabajar. Siempre tener un impulso. Siempre ir para adelante y ser disciplinada. Cualquier profesional, de cualquier área, sin disciplina no puede lograrlo; sin rigor, disciplina, fuerza de carácter, valentía, constancia y mucho sacrificio porque lo primero que se sacrifica, como usted sabe, es la familia. Cuando una persona es como los doctores, que se la pasan trabajando, o los políticos, los buenos políticos que también se la pasan trabajando, lo primero que pierde es la familia.
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