Hace 40 años, el periodista internacional Alan Riding tras 13 años viviendo y siguiendo la vida política y cultural de México publicó Vecinos distantes. Un retrato de los mexicanos, que dio cuenta de las problemáticas añejas de México y de la identidad mexicana, pero también de la relación binacional con Estados Unidos, su vecino distante. Ese libro tiene una nueva reedición bajo el sello Ariel, con prólogo de Jorge Castañeda y un nuevo epílogo, en el que Riding revisa lo que ha pasado en México de 2000 a 2025 y que suma al epílogo que para la edición del 2001, tras el triunfo de Vicente Fox.
En entrevista desde París, el que fuera corresponsal de The New York Times, asegura que México está más débil y vulnerable ante EU, y al tiempo más dependiente económica, política, social y culturalmente. “La relación con los Estados Unidos es complicada y siempre lo va a ser porque México es muy vulnerable. Está al lado de un gigante que, si Trump piensa que le conviene atacar a México, lo hará con tranquilidad”.
Riding (Brasil, en 1943, de padres ingleses), que es también autor de Y siguió la fuesta: la vida cultural en el París ocupado por los nazis, afirma que vendrán tres años de una relación donde México podría quedar más vulnerable.
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¿México está peor que hace 40 años, con una relación más dependiente con EU?
Efectivamente. Cuando llegué a México en 1971 había la famosa “tranquilidad priísta”, es decir, había un control y las cosas funcionaban. Cuándo se publicó mi libro, se empezaba a desmoronar todo eso. Vino la gran crisis financiera, la deuda, y se despertó una nueva dependencia de los Estados Unidos. Es decir, sin los Estados Unidos, sin los bancos, sin la intervención del Tesoro, México no hubiera salido de aquella crisis. Luego, ya se anunciaban problemas, pero Estados Unidos estaba dispuesto a colaborar a cambio mantener la estabilidad de su vecino. Tenía tantos problemas en el mundo entero que no le importaba mucho la cuestión de derechos humanos o democracia, o elecciones libres y todo eso en México, lo que quería era estabilidad.
¿Llegó Fox, como dice en el epílogo de la edición de 2001?
Ese epílogo era en cierta forma el capítulo que no pude escribir antes: la caída del PRI. Vicente Fox era muy proamericano, un ex ejecutivo de Coca-Cola que iba a tranquilizar las cosas, y en parte lo hizo, no hubo grandes disturbios o problemas políticos, salvo el inicio de López Obrador. Después, con Calderón y la guerra contra el narco, de nuevo los Estados Unidos ayudando y frenando. Vino Peña Nieto y de nuevo el cansancio, la repetición, volvió la corrupción, pero ahí vino un momento clave, la llegada de López Obrador que ofrecía la opción de un cambio. Eso no le importaba mucho a los Estados Unidos de aquel momento, pero sí hoy, Trump vuelve e inicia su campaña contra México, contra los inmigrantes, saca el tema comercial, el narcotráfico y el fentanilo. Fue un sonido de alarma.
¿Cómo ve la presidenta a Sheinbaum frente a Trump en los próximos años?
Sí, ella tiene más de tres años de Trump y Trump es un animal totalmente imprevisible, de un lado insulta y del otro dice: “Ah, es maravillosa y la quiero y la respeto mucho”. Le quedan más de tres años a la Presidenta para convivir con Trump. Ella obviamente busca salvar las cosas, ver si se puede llegar un acuerdo con la revisión del T-MEC; el crimen organizado es muy complejo, nadie ha encontrado una solución.
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Sheinbaum sigue todo el plan que López Obrador le dio con los cambios constitucionales, pero en la lucha contra el crimen organizado ha cambiado. No lo ha dicho, pero lo ha cambiado. Nada de “Abrazos, no balazos”, ella ha empezado a tener una campaña mejor organizada y enfocada; la cuestión es hasta qué punto los Estados Unidos quiere intervenir. En términos de deportaciones de mexicanos, no ha sido lo que se anticipaba y no ha producido todavía una convulsión social en México como se temía. Todavía podría ocurrir. Depende. Tenemos elecciones en los Estados Unidos dentro de 13 meses.
¿México depende más de EU?
Yo creo que siempre tenía una dependencia, pero la relación no era tan grande económicamente en términos de inmigración. El problema con la inmigración fue que se abrieron las puertas a decenas de miles de gentes, eso sí cambió el ambiente. Cuando salió mi libro el narcotráfico no era un problema. Había tráfico de marihuana y un poco de amapola, pero todo cambió cuando los narcos colombianos decidieron pasar por México, hicieron alianzas con, en aquel momento pequeños grupos de narcotraficantes mexicanos, y ahí cambió todo y hoy en día es un problema muy grave.
¿Son tres años determinantes para México?
Depende del camino que tome la Presidenta. Había un programa ya hecho por López Obrador, pero ya se están complicando las cosas. Ella todavía no permite ni una palabra contra el gran líder histórico, pero obviamente el huachicol fiscal, la participación de la Marina, se suma el caso de Adán Augusto López y eso afecta, es muy grave. Morena es un partido dividido que tenía un líder, ese líder no se llama Claudia Sheinbaum.
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¿Está más lejos México de ser un país moderno?
No hay que olvidar qué tanta de esta gente vino del PRI. No es ninguna novedad decir que uno de los sueños del expresidente López Obrador era recrear un partido único, hizo bastante para hacerlo, en términos de las reformas, la reforma judicial y las reformas electorales que se discuten en este momento también tocan la cuestión de un partido único o un partido que domina todo. Ese era claramente el objetivo. Los instrumentos e instituciones que se había creado durante tres sexenios con dificultad, pero que eran por lo menos los que se usan en otros países sofisticados para mantener algunos controles democráticos se han ido desmantelando.
Yo en este nuevo epílogo hago esa pregunta, es decir, ¿la presidenta Sheinbaum va a seguir con el segundo piso de la cuarta transformación como si nada o va a tener que enfrentarse a su líder? En México, la tradición del PRI es que cada nuevo presidente cortaba la cabeza de su antecesor, aunque lo habían escogido para protegerlos. En este caso, no lo sé.
¿Cómo ve el primer año de la presidenta Sheinbaum?
Ella ha manejado algunas cosas bien, ha mantenido subsidios, por eso su popularidad; pero los subsidios no es una manera de manejar una economía. Tiene la mitad de la población viviendo como de mendigo, casi. Y aunque la aprecian y dicen que van a votar por ellos, eso no es una solución a los problemas estructurales socioeconómicos que tiene México. Ella es una mujer que se cuida mucho. He visto una cantidad enorme de mañaneras y es muy raro que ella se ponga a atacar a los conservadores, a los neoliberales. Claro, siempre dice que todo lo que pasó en el pasado por estos neoliberales es malo, pero es de forma agresiva y ofensiva individualmente como lo hacía López Obrador. El objetivo de López Obrador era dividir para conquistar, esa política no va a funcionar porque ella no tiene la fuerza política en la tradición para hacerlo. La cuestión es si ella puede gobernar de forma democrática sin seguir los pasos de López.
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En el epílogo de 2001, hablaba de la esperanza en la vía democrática, en el epílogo del 2025, ¿que ve?
Hay un aspecto complicado, las clases medias altas, adineradas y todo el mundo que ha vivido bien en México, obviamente se opone totalmente a AMLO y también a Claudia Sheinbaum, pero también es verdad que durante décadas y décadas una buena parte de la población fue olvidada y sufrió mucho. Si tuvieron que ir a los Estados Unidos, no era porque querían ir a los Estados Unidos, abandonan a su familia por necesidad.
Han pasado siete años de estos gobiernos, ¿qué queda?
Un país que está bien dividido, una población que es casi una población mendiga frente a una población que vive bien. Eso ocurre en toda América Latina, hay que decirlo, pero no es una solución para un país. Sobre todo, un país como México que arrastra todavía una serie de problemáticas de raíz y que están muy visibles.