Conformada por cartas, fotografías, ediciones primeras, documentos, objetos, manuscritos y grabaciones, la muestra "Un cielo sin fronteras. Rosario Castellanos: archivo inédito" se enmarca en el centenario del nacimiento de la escritora, ensayista, poeta y dramaturga (25 de mayo de 1925) y hoy abre al público en el Colegio de San Ildefonso. Podrá verse hasta el próximo 24 de agosto.
Entre las 124 piezas exhibidas, que provienen del acervo de Ricardo Guerra Castellanos, hijo de la escritora, se encuentran la edición francesa de Balún Canán, Les étoiles d'herbe, publicada por Gallimard, fotografías de su infancia y adolescencia (ampliadas y en el formato original), su máquina de escribir y sus lentes, el manuscrito de Rito de iniciación, el diploma del Premio Xavier Villaurrutia que se le otorgó en 1960 por Ciudad Real, su pasaporte, el LP de Voz Viva y una sala de consulta, al final, con material audiovisual y ejemplares de algunas de sus obras emblemáticas, así como publicaciones recientes: los dos tomos, por ejemplo, de Mujer de palabras, que el Fondo de Cultura Económica (FCE) publicó el año pasado; y las Cartas a Ricardo, lanzado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Mucho de este material nunca antes había sido presentado al público.

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Sobre el acervo, Guerra Castellanos explicó que es vasto, que por supuesto muchos papeles no entraron a la exposición y que es difícil determinar de cuántos documentos, libros y objetos se trata:
“Hay muchísimas cosas. Aquí tenemos una pincelada, una muestra muy bien escogida, curada y puesta de lo que es el archivo, pero hay cosas que me sigo encontrando. Es decir, cuando me meto a la biblioteca y abro un libro que fue de mi mamá o de mi papá —porque los dos eran ávidos lectores y no es una biblioteca hecha y derecha, digamos que son los libros que tengo en mi casa, además de los que yo he ido sumando—, me encuentro, de repente, una carta, un documento, generalmente una carta que alguien les mandó a ellos, pero en este caso estamos hablando de mi mamá.
“Sigo encontrando cosas. Nunca hemos hecho la tarea de dividir, además, ¿cómo lo haces en un matrimonio que estuvo lleno de libros y de ideas?, ¿cómo divides la biblioteca? Un día y vamos a hacer pruebas dactilográficas para ver qué libro llevó quién”.
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También dijo que no ha tenido ofertas de instituciones para resguardar el acervo: “No es una puerta que haya yo abierto todavía. Nada más para aclarar ese punto, no es un tema que esté yo en este momento conversando o negociando con nadie”.
La muestra, que se recorre cronológicamente porque la dividen cuatro ejes que corresponden a la infancia, adolescencia y dos etapas de la madurez de Castellanos, se organizó en el marco de la Fiesta del Libro y la Rosa de este año, a través de la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura de la UNAM, la Cátedra Extraordinaria Rosario Castellanos de Literatura y Géneros, y la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial, así como el apoyo del Gobierno del Estado de Chiapas y 12 instancias universitarias.

Sobre el estado de la tumba de su madre en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores, dijo que “ la única manera de que alguien tome en serio el tema de la Rotonda es que un día todos los fantasmas célebres ahí reunidos le vayan a jalar los pies a alguien” (haciendo referencia a una figura encargada, difícil de definir, entre la Secretaría de Gobernación y la alcaldía Miguel Hidalgo). Y acerca del mal estado del monumento que hay de la escritora en Chapultepec, primero alabó su rehabilitación, y afirmó que una persona le comentó sobre el deterioro.
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