Autodefinida como “una de las instancias universitarias más activas en términos de difusión de la música de concierto”, Música UNAM ha experimentado un cambio sustancial en su acercamiento al público después de cinco años de que iniciara el confinamiento por Covid-19. A partir de las palabras que el compositor, pedagogo, promotor musical y actual director de Música UNAM, José Julio Díaz Infante, ofrece en entrevista con EL UNIVERSAL, se pueden trazar los cambios en el comportamiento de los públicos actuales, los cambios y retos que dejó la pandemia. Uno de los datos más interesantes tiene que ver con una disminución de las actividades presenciales, que contrasta con el aumento en las cifras generales de asistencia y la consolidación de un público digital / híbrido que se catapultó a partir del confinamiento y tiene impacto en el extranjero.
“El ajuste en la cantidad de actividades presenciales después de la pandemia, particularmente a partir de 2023, responde a varios factores, por un lado se buscó eficientar la programación de música de cámara, permitiendo así un mayor impacto en públicos. Por otro lado, después de la pandemia se han ido restableciendo gradualmente las dinámicas de colaboración con diversas instancias universitarias como parte del programa Música en Territorio Puma. Pero principalmente, se ha buscado implementar acciones que generen un mayor impacto en términos de públicos, como la iniciativa Vive el CCU, en colaboración con el programa Puntos Cultura UNAM, gracias a la cual se presentó un concierto a más de 1,200 estudiantes universitarios de nivel bachillerato con la OFUNAM en la Sala Nezahualcóyotl a finales de octubre de 2024. En resumen, son un poco menos de actividades presenciales respecto a antes de la pandemia, pero con un mayor impacto en número de público, esto además de las audiencias virtuales”.
Durante 2019, el portal de Música UNAM, la página web https://musica.unam.mx, registró 487 mil visitas, mientras que para 2024 el número ascendió a un millón 179 mil 37 visitas.
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De estos datos, 44.8% de los espectadores provinieron de México, mientras que 22% de España y el 3.9% de Argentina. Un tiempo de calidad en la que el tiempo de permanencia medio fue del 40% al 60 %, dependiendo del tipo de contenido (conferencias y videos breves alcanzan, por lo común el 100% en el tiempo de permanencia).
Sobre los perfiles de este público, Díaz Infante dice que, “a la par de los asistentes asiduos a los conciertos, es interesante ver que cada vez se acerca nuevo público, sobre todo jóvenes. Es muy sintomático cuando tienes una sala casi llena, y parte del público aplaude entre movimientos, eso muy probablemente significa que es gente que viene a un concierto por primera vez y es algo que vemos con mayor frecuencia últimamente; y aunque el público ‘conocedor’ a veces se moleste, esos aplausos entre movimientos son música para nuestros oídos en términos de acercamiento a nuevos públicos”.
Desafortunadamente, antes de la pandemia no se llevaba un registro respecto a las transmisiones vía streaming de los conciertos, detalla. Pero hay datos duros que pueden recapitularse y que ejemplifican el impacto de la pandemia y el cambio en sus públicos a los largo de este lustro: justo antes de la pandemia, en 2019, hubo 325 actividades presenciales con 165 mil 644 asistentes; para 2020, en la explosión del Covid, sólo alcanzaron a hacer 75 actividades presenciales con 26 mil 205 asistentes, y 290 actividades híbridas que tuvieron una audiencia de 167 mil siete espectadores; en 2021 fueron 16 actividades presenciales con 7 mil 721 asistentes y 194 actividades virtuales que alcanzaron una audiencia de 85 mil 866 personas. La primera recuperación notoria fueron las 203 actividades presenciales de 2022 y sus 87 mil 548 asistentes, así como 48 eventos virtuales que alcanzaron un público de 62 mil 745; para 2023 fueron 273 actividades presenciales con 163 mil 203 asistentes y 6 actividades virtuales que tuvieron 92 mil 957 asistentes.
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La cifra más interesante la da 2024: 279 actividades presenciales (46 menos que en 2019), un público de 148 mil 889 (16 mil 755 menos que en 2019), 2 actividades virtuales que con la transmisión de 71 actividades presenciales alcanza una audiencia de 63 mil 889 y un público total de 212 mil 778 personas (47mil 134 más que en el público total de 2019).
Los comportamientos son particulares e incluso dependen de los recintos. Un buen ejemplo son las actividades de Música UNAM en la Sala Nezahualcóyotl (en 2019 registró, a partir de la ocupación de butacas, 123 mil 693 asistentes, que han aumentaron a 127 mil 330 para 2024).
Otro ejemplo lo arroja la cuenta de YouTube de Música UNAM, que en 2019 tenía 361 suscriptores y para el corte de 2025 llega a 19 mil 250; un ejemplo claro de un público catapultado en el mundo virtual. En las redes sociales basta con un ejemplo: las 50 mil 212 interacciones (me gusta, reacciones, comentarios, compartidos) del Facebook de Música UNAM en 2020 que para 2024 ascendieron a 174 mil 772.
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Para alcanzar nuevos públicos se han buscado recintos alternativos. Prueba de ello es la transmisión que se hizo de la Novena de Beethoven en el Foro Al Aire Libre de la Cineteca Nacional en marzo del año pasado, con una asistencia aproximada de 350 personas.
El confinamiento, concluye Díaz Infante, dejó “la certeza de que la experiencia de la música en vivo es insuperable, pero, al mismo tiempo la consciencia de que la virtualidad nos abre mayores posibilidades en términos de alcance y generación de públicos”.
Al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), la Secretaría de Cultura federal, la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y al Cenart también se les solicitaron cifras sobre el impacto de la pandemia en sus actividades de música de concierto, sin obtener respuesta al cierre de edición.