Vestigios ornamentales de la época colonial y la prehispánica son visibles en algunas paredes y esquinas del Centro Histórico de la Ciudad de México, los cuales han sido estudiados y analizados por e historiadores que han destacado su valor cultural e histórico, así como la importancia de su preservación.

Recientemente se abrió una pequeña ventana que muestra un relieve mexica con la figura de un mono araña, que data de hace 500 años, dentro de las instalaciones de la tienda de ropa Bershka, en la esquina de la calle Madero y Motolinia.

La pieza, estudiada por el director del Proyecto Templo Mayor, , fue tallada en losa de basalto gris y pertenece al estilo imperial de tenochca, por lo que pudo ser creada entre los siglos XV y XVI.

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La pieza mexica se ubica en el Museo de la Ciudad de México, en la calle de José María Pino Suárez. FOTOS: YARETZY OSNAYA. EL UNIVERSAL
La pieza mexica se ubica en el Museo de la Ciudad de México, en la calle de José María Pino Suárez. FOTOS: YARETZY OSNAYA. EL UNIVERSAL

Al lado de esta pequeña ventana, se colocó un cedulario, escrito por López Luján, en el que se dan más detalles del particular relieve.

“Esta bella escultura se compone de un doble cartucho circular rodeado por ojos estelares. Su interior está ocupado por el numeral uno y la cabeza de un mono araña con orejeras y pectoral de Xochipilli, dios de la música, la danza el canto. El conjunto representa la fecha 1-mono del calendario adivinatorio de 260 días”, se puede leer en el cedulario.

Mono araña. Foto: Yaretzy M. Osnaya/ EL UNIVERSAL.
Mono araña. Foto: Yaretzy M. Osnaya/ EL UNIVERSAL.

López Luján destaca que una pieza prehispánica como el relieve de mono araña se encontrase dentro de una residencia que, probablemente, se erigió en el siglo XVIII.

Otra figura de ornato, también estudiada por López Luján, es una cabeza de jaguar, ubicada en la esquina de la calle Emiliano Zapata con San Marcos.

En el artículo de investigación “El jaguar mexica de la calle Emiliano Zapata en la Ciudad de México”, publicado en la revista Arqueología Mexicana, López Luján determina que la pieza es otra de las muestras de la plástica mexica.

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La edificación en la esquina de la calle Manzanares y Jesús María tiene en la parte de arriba de su fachada una mano cortada que data de la época colonial. Dice la leyenda que muestra a los ladrones lo que les puede pasar. LUIS CAMACHO. EL UNIVERSAL
La edificación en la esquina de la calle Manzanares y Jesús María tiene en la parte de arriba de su fachada una mano cortada que data de la época colonial. Dice la leyenda que muestra a los ladrones lo que les puede pasar. LUIS CAMACHO. EL UNIVERSAL

Al igual que el relieve del mono araña de Madero, el jaguar de Emiliano Zapata es resultado de una serie de edificaciones barrocas “engalanadas con piezas prehispánicas”, refiere López Luján en su investigación. “Se trata de una cabeza animal, de superficies suaves y sinuosas, que fue tallada en un basalto grisáceo. Mide 33 cm de alto, 30 cm de ancho y 36 cm de espesor sin contar la porción empotrada en el muro. Figura a un felino cuya anatomía se apega a una estricta simetría bilateral”, detalla el investigador.

Indica que el jaguar fue uno de los animales con fuertes significados para la sociedad mexica. “Debido a sus hábitos nocturnos y acuáticos, los mexicas lo vincularon simbólicamente con la noche, el inframundo, la tierra y la fertilidad. Y lo asociaron a la guerra y el sacrificio”.

Otra pieza representativa es la cabeza de serpiente del Museo de la Ciudad de México, ubicado en la calle de José María Pino Suárez.

El edificio que hoy alberga al museo fue la casa de Juan Gutiérrez Altamirano, albacea de Hernán Cortés. En 1777, el edificio fue remodelado. Gran parte de lo que es hoy la edificación se debe a las obras hechas en esa época.

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Este vestigio, muestra de la plástica mexica, se encuentra en la esquina de la calle Emiliano Zapata y San Marcos. FOTOS: YARETZY OSNAYA. EL UNIVERSAL
Este vestigio, muestra de la plástica mexica, se encuentra en la esquina de la calle Emiliano Zapata y San Marcos. FOTOS: YARETZY OSNAYA. EL UNIVERSAL

La serpiente, una de las deidades más importantes para los mexicas, fue incluida en esa remodelación, al colocar en la esquina de Pino Suárez y República de El Salvador este emblemático vestigio, testigo del paso de miles de capitalinos que día a día transitan por el Centro Histórico.

De origen colonial es el león de Madero y Motolinia, el cual es un recuerdo del nivel que alcanzó el agua en la inundación que sufrió la ciudad en 1629.

De acuerdo con la historiadora especializada en el Centro Histórico, Guadalupe Lozada León, este vestigio fue colocado ahí para recordar una de las mayores tragedias que ha sorteado la capital.

Sobre la pieza, Lozada León apunta que el león formaba parte de otra vivienda, pero en los trabajos de remodelación del edificio que hoy lo alberga se decidió colocarlo ahí para recordar la inundación. “Formaba parte de otra casa, estaba en otro lugar, sin embargo, se coloca ahí para recordar la inundación de 1629; es importante decir que no es un vestigio prehispánico, sino colonial”.

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En la esquina opuesta del león de la inundación de 1629, todavía se preserva un disco de origen prehispánico, estudiado también por López Luján.

El vestigio, empotrado en la que fue la mansión barroca del marqués de Prado Alegre en la época colonial, es un glifo chalchíhuitl, símbolo de la fertilidad y lo precioso para los mexicas, explica Leonardo López Luján en el libro El capitán Guillermo Dupaix y su árbol genealógico (INAH, 2015).

El especialista detalla que otros discos parecidos se encontraron cerca de la Catedral Metropolitana, donde antes fuera el recinto sagrado de Tenochtitlan.

Recuperación del arte mexica

Guadalupe Lozada León explica que, durante la época de la Conquista y el Virreinato, en los siglos XVI y XVII, existió un rechazo hacia cualquier representación de las deidades y tradiciones de las culturas indígenas, por lo que las esculturas y el arte mexica se destruyeron o se escondieron.

Detalla que, a partir del siglo XVIII, con el descubrimiento de la ciudad de Pompeya, en Italia, es que se revaloró lo antiguo, por lo que el arte mexica comenzó a usarse como ornamenta de las fachadas y calles de la ciudad. “Hubo en ese siglo un interés especial por rescatar esas antigüedades en otros países e incluso llega México, y no sólo para adornar, sino que estos vestigios prehispánicos también fueron objeto de estudio, comenzaron a verse de forma distinta”, destaca.

Agrega que, a principios del siglo XIX, la ciudad comenzó a remodelarse, lo que dio pie a numerosos hallazgos arqueológicos. “Este nuevo pensamiento coincidió con hallazgos importantes como la Piedra de Tizoc, la Piedra del Sol y otros muy importantes y poco a poco comenzaron a estudiarse”, expresa.

López Luján coindice con Lozada León al afirmar en una de sus investigaciones que a partir del siglo XVIII lo prehispánico comenzó a tener un rico valor cultural y de investigación. “Todos estos casos ilustran una costumbre muy difundida en el siglo XVIII, consistente en reutilizar esculturas recién exhumadas de las ruinas de Tenochtitlan y de Tlatelolco como elementos decorativos no sólo de las viviendas señoriales, sino también de las casas más humildes de la capital de la Nueva España”, apunta el arqueólogo.

Un vestigio y una leyenda

Un caso singular es una edificación ubicada en la esquina de la calle Manzanares con Jesús María, que en la parte de arriba de su fachada tiene una mano cortada.

Conocida coloquialmente como La casa de la manita, el sitio ha dado pie a diversas leyendas debido la mano, la cual puede apreciarse a simple vista.

Lozada León narra que la mano es de origen colonial, pero se desconoce quién la elaboró y con qué finalidad.

Apunta que una de las leyendas con más peso es que antes de la escultura de la mano se colocó una mano real, cortada a un ladrón al que se le castigó por sus crímenes.

“Se dice que lo primero que se puso ahí fue la mano del ladrón, y después se mandó a hacer una de piedra, como recordatorio a todos los ladrones de lo que les podía pasar si seguían robando”, concluye Lozada León.

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