Marrakech. —Desde Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, hasta nuestro Escudo Nacional con su águila real, las aves y su simbología permanecen en lo más profundo de México. No sólo se escuchan o admiran, también se portan, se tejen, se pintan y, por supuesto, se imaginan. Y para mostrar esta riqueza cultural y natural de nuestro país, bajo el Alto Patronazgo del Rey Mohammed VI de Marruecos, el Museo Yves Saint Laurent Marrakech y el Jardin Majorelle, se impulsó la exhibición Aves de México, la primera de este alcance en el Norte de África. Se podrá visitar hasta el 27 de julio en la ciudad de Marrakech, que fue casa del legendario diseñador francés YSL y que conserva su legado.
Curada por Juan Gerardo Ugalde Salinas en colaboración con la experta Ana Elena Mallet, la muestra reúne casi 100 objetos y trabajos provenientes de cinco instituciones públicas mexicanas y de 12 colecciones privadas. Hacerla viable, remarcaron los involucrados, requirió del apoyo de la embajadora de México en Marruecos, Mabel Gómez Oliver, quien desde el primer momento facilitó la ayuda para hacer posible que obras tan preciadas pudieran llegar a la ciudad africana a pesar de la complejidad de la logística y permisos.
“Cuando Madison Cox —Presidente de la Fundación Jardin Majorelle— me habló de este proyecto, identifiqué la importancia del espacio cultural que representa el Museo Yves Saint Laurent Marrakech. No tuve duda de que tenía que hacer lo posible para que pudiéramos llegar a inaugurar esta bella exposición”, contó a EL UNIVERSAL la embajadora, para quien el hecho de que un curador mexicano inspirara todo el hilo conductor de la exhibición, fue un ingrediente fundamental.
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El objetivo de Juan Gerardo Ugalde era mostrar la diversidad de expresiones artísticas que hay en nuestro país, “Aves de México es por un lado el resultado de una gran investigación y, por el otro, de la ayuda de especialistas mexicanos, así como de la revisión de exposiciones anteriores que si bien no abordan en amplitud el tema de las aves, sí se centran en las plumas”, explicó Ugalde mientras hacía el recorrido por las obras entre las que se encuentran Chimali con cabeza de águila (Gabriel Olay Olay, 1984) o el boceto de La creación de las aves (Remedios Varo, 1957). “Las plumas son un elemento indispensable en nuestra cultura. Un componente representativo de ciertas sociedades prehispánicas y una expresión que se mantiene viva hasta nuestros días. Indagamos en eso para encontrar una forma de sintetizarlo e integrar todas las manifestaciones en las que las aves se vuelven centrales en el discurso, ya sea simbólico, económico o también, político”, remarcó el mexicano que procuró mezclar piezas o elementos prehispánicos y contrastarlas con trabajos modernos para ver cómo estas obras siguen comunicándose entre ellas. “La exposición es un recorrido trans-histórico. Pone en relación y diálogo fundamentos de distintas temporalidades para mostrar la tendencia a tener como referente a las aves en el arte”, señaló el curador.
El ejemplo perfecto de lo que logra Aves de México está en la comparación que se ve entre la escultura prehispánica de un guerrero mezcala vestido con plumas que data aproximadamente del 1200-600 a.C. al lado de la fotografía de la artista Flor Garduño, (El pavo real, 1999) “el guerrero es la pieza más antigua de la exposición. Entre esta escultura y la fotografía hay 3 mil años de distancia y, sin embargo, ambas obras aluden a la noción de la silueta, del vestir, de la importancia de las plumas en la indumentaria porque no hay que olvidar que este es un museo dedicado a la moda y era importante considerarla”, complementó Alexis Sornin, director del Museo YSL Marrakech y del Museo Pierre Bergé de Artes Bereberes. Esa pieza es también una de las favoritas de la Embajadora Gómez Oliver, “justamente porque es un guerrero emplumado que refleja cómo en la época prehispánica se tenía otro concepto del combate, la cosmogonía era distinta. De ahí que en la poesía náhuatl se hable de las guerras floridas”, apuntó.
Madison Cox, presidente de la Fundación Majorelle y guardián del legado de YSL, fue el motor principal para impulsar este esfuerzo a raíz de un viaje que hizo a México hace tres años, “fui a visitar un jardín diseñado por James, del que nunca había escuchado nada —Jardín Escultórico Edward James, Las Pozas, Xilitla— y después pasé tres días en la Ciudad de México. Conocía la historia del país, su arquitectura, pero nunca había escuchado del Museo de Arte Popular, por ejemplo. Y me encantó. Me pareció tan interesante encontrar las similitudes entre Marruecos y México que pensé que teníamos que hacer algo al respecto. Los colores, la ciudad y los artesanos mexicanos. No estoy diciendo que sean iguales, pero sí que hay mucho diálogo entre ambos países”, recordó el paisajista oriundo de San Francisco que, al volver de su viaje, le pidió a Alexis y a Juan Gerardo que preparan una idea para el mYSLm, “cuando Gerardo vino con el concepto de las aves como hilo conductor y que como bien dijo la embajadora Mabel, es un símbolo de paz, de libertad y de fuerza, ¡incluso está en su bandera!, supe que era una intención hermosa. Además, es un arquetipo que compartimos porque todos tenemos la imagen de un pájaro en nuestra mente. Cuando somos niños, una de las primeras cosas que dibujamos después de una casa o una persona, es un ave. Es algo universal. Es una bella forma de contar una historia que nos une a todos en momentos como los que vivimos en el mundo”, ahondó.
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También reforzó el porqué fue relevante la colaboración de Ana Elena Mallet, “tuvo una muestra preciosa en el MoMA de Nueva York el pasado octubre, basada en el diseño moderno de Latinoamérica desde los años 40 hasta los 80. Además conoce y es una apasionada del tema de las aves, las plumas y el arte folklórico mexicano”.
La percepción de Cox de México cambió a partir del desarrollo de este plan, “me gustaría ir más. Quisiera hacer una exhibición sólo de cerámica, entre otras cosas”, afirmó. Su visión resuena con la intención de la embajadora de México en Marruecos de lograr tender puentes entre ambos países a través de esfuerzos culturales como éste, “es un buen momento para reflexionar cómo se pueden generar mayores vínculos entre una y otra región. Porque esta exposición también es un estímulo para los artesanos de Marruecos. El ver cómo las piezas que trabajan en sus comunidades pueden tener espacio en un museo como el mYSLm es un efecto reflejo. Esta es sólo una de las muchas reflexiones conjuntas que podemos hacer”, dijo.
Otro aspecto fundamental de este proyecto fue respetar el trabajo de las comunidades indígenas. Algo que también hizo la marca Dior cuando invitó al diseñador Hilan Cruz del Colectivo de artesanos Yolcentle (Tlacomulco, Huachinango, Puebla) para crear el prototipo del vestido nahua que fue parte de la colección Dior Cruise 2024.
Los bordados los hicieron dos artesanas del Colectivo: Crescencia Galindo Sosa y Herminia Vargas Marín. “Se trata de respetar y colaborar. No de aprovecharse o de apropiarse de los trabajos de los artesanos”, remarcó Alexis.
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Esta prenda, así como los bordados en algodón y lino en los que se basó la colección, son otras joyas de esta exposición. “Ojalá podamos llevarla a México y a otros países, sería fantástico. Lo complicado es que, al ser una exhibición con piezas prestadas de tantas instituciones y coleccionistas diferentes, quizá nunca se logre volver a reunirlas en un mismo tiempo y espacio”, explicó la embajadora. Aves de México es, por ello. un acontecimiento único.