En febrero de 2006 presenté mi examen de admisión a la licenciatura en Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Unas semanas después recibí una noticia que cambió el curso de mi vida: fui aceptado. En agosto del mismo año me mudé de Tula de Allende, Hidalgo, a la Ciudad de México y comencé con mis cursos de Teoría Económica, Economía Política, Historia Económica, Matemáticas e Investigación Económica.

Mi primera impresión al llegar a la Universidad Nacional fue: “Mis profesores tienen los conocimientos necesarios para solucionar los problemas económicos de México, ¿por qué no gobiernan este país?”

Lo anterior provocó que mi pasión por la Economía se fortaleciera. Quería trabajar en la Secretaría de Hacienda, en el Banco de México o, por qué no, ser presidente de México, sueños de varios estudiantes de Economía; y ahora me enorgullezco de mis compañeros de generación, amigos, ex alumnos y colegas que trabajan en tan prestigiosas instituciones.

En el séptimo semestre de la licenciatura, me incorporé como asistente de investigación en el proyecto del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) Impacto del cambio climático en el sector agropecuario en México.

A partir de ese momento, se despertó mi interés por la economía ambiental. Dos semestres después, tuve la enorme fortuna de incorporarme a la planta académica de mi Facultad como profesor adjunto. A mis veintidós años participaba en proyectos de investigación e impartía algunas clases; nunca lo imaginé. Después, en 2011, presenté mi tesis El esquema de metas de inflación en México: un análisis econométrico y me gradué como licenciado en Economía.

La UNAM, una vez más, a través del grupo de investigadores con el que tuve la oportunidad de colaborar, me motivó a realizar una maestría. En 2013, inicié la maestría en Economía Ambiental y de los Recursos Naturales en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido, donde, posteriormente, realicé mi doctorado en Economía, con la tesis Ensayos sobre cambio climático, agricultura y eficiencia técnica.

Mi pasión por los temas de economía ambiental me llevó a incorporarme como investigador asociado del departamento de Economía Espacial, Ambiental y del Transporte de la Universidad Libre de Ámsterdam, en Países Bajos. En 2019, la UNAM me abrió sus puertas para incorporarme a la planta académica de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía. ¡De nuevo en esta maravillosa casa! Nunca imaginé hacer un doctorado en el extranjero, mucho menos ser investigador de tiempo completo en nuestra Máxima Casa de Estudios.

Desde que regresé a la UNAM he hecho mi mejor esfuerzo por motivar y apoyar al estudiantado para que continúen con sus carreras académicas y/o profesionales, siempre contribuyendo a mejorar el bienestar social y disminuir el daño ambiental que genera la actividad económica.

A mis colegas les intento transmitir la pasión por la economía y el medio ambiente. Con mucha certeza lo digo: lo anterior no hubiese sido posible sin los grandes esfuerzos que hace la Universidad Nacional Autónoma de México, a través de organizaciones como la Fundación UNAM, para tener actividades de docencia, de investigación y de cultura de alto nivel. La UNAM me llevó por caminos que no imaginé transitar y a sitios en los que nunca hubiera imaginado estar.

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